jueves, 20 de marzo de 2014

UN DESEO de Lourdes



En los dos últimos días, me tuve que desintoxicar de tantas peticiones, me refugié en la más estricta intimidad, sobre todo mis pensamientos y, a las pocas horas y cinco copas de vino más tarde, caí en la conclusión de que había una palabra que resumía todos los deseos: felicidad; iba a desear felicidad para todos.  Un deseo, sólo uno y era la felicidad.
Llegó el gran día.  No había dormido en toda la noche, ni la anterior tampoco.  Había un asunto acerca de mi deseo que me tenía preocupada: ¿y si alguien para ser feliz tenía que hacer daño a otro?  No sé, un asesino en serie, un dirigente sin escrúpulos…  Tres horas más tarde, antes del momento más importante de mi vida, tenía esas grandes dudas.
Miles de personas se agolpaban para ver mi veredicto.  Era increíble.  El coche apenas podía pasar entre la multitud.  Cuatro pantallas gigantes circundaban la plaza donde la gente vería mi decisión en directo; el acto era televisado a nivel mundial y no era para menos.
Subí los dos escalones tranquila aunque algo inquieta por tanta expectación y di los buenos días al tribunal.  Un minuto más tarde, formalmente, me pidieron que me pronunciara.  Empecé resumiendo el tormento que había pasado estos días.  Lo fatigoso que era pensar en todo el mundo, lo que me dolía la cabeza de analizar todas y cada una de las palabras que había oído durante esos días.

-Señores, hasta estos últimos momentos no lo tenía claro y como no lo tengo claro, tribunal, ¡deseo tener otros diez deseos!



2 comentarios:

  1. Inteligente decisión final, para un relato de tensión bien llevada y dosificada. Buen ritmo narrativo.

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  2. Muy ocurrente, ha sido esplendido, te felicito.

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