jueves, 15 de marzo de 2018

CONCURSO LITERARIO BIRMAGEN

DESDE AQUÍ, LES ANIMO
 A PARTICIPAR EN ESTE CERTAMEN 
CONVOCADO POR 
LA ASOCIACIÓN TINERFEÑA DE ESCRITORES


martes, 6 de marzo de 2018

¿QUÉ ES POESÍA? María Elena Padrón Morales




Mi madre me dijo que mi padre la enamoró con poesía.  Claro, es difícil que lo entiendas.  Allí, en esos terrenos áridos de dónde vienes, eso no existe.  Ya te digo que entre ellos hay pasión, hay planes, hay manos entrelazadas.  Hay miradas que solo ellos entienden.
Tú me miras desde tus pegajosos ojos amarillos con asombro.  Ellos se miran con flores, con las galletas dulces de mamá, con las manzanas verdes que papá le lleva a la cama.
 Es como si el mar se encontrara de frente con la tierra cálida de un desierto, es un jardín lleno de flores, una montaña rojiza de tantas amapolas.  Y miradas.  Eso es poesía.  Es sentir el aire, es sentir el mar, es ver más allá de los que otros no alcanzan.  Mi madre me lo dice y yo, le creo.





UN ALEGATO MACHISTA Y SU RESPUESTA Juan Carlos Chávez


 ALEGATO 

 -¿Que te crees, que no me percaté de lo que pasaba en esa casa? ¿Cómo es posible que habiendo tres mujeres como castillos, si, tres, todo se encuentre patas arriba? Y lo que más me hace rebotar de indignación, es el argumento ese de la igualdad que utilizan para justificar tal desorden y ocultar su holgazanería. Pero si es que las tareas de la casa les corresponde sólo y exclusivamente a las mujeres. Eso siempre ha sido así y así debe de seguir. Al igual que el cuidado de los hijos, que así lo determina la naturaleza, no tienes más que ver lo que sucede en el reino animal. ¿Quién se hace cargo de las crías? Las hembras, por supuesto. Por ello veo inviable su entrada en el mundo laboral. Aparte, claro está, que su rendimiento tanto físico como intelectual estaría por debajo de la del hombre.


LA RESPUESTA      


     -¿Y qué te crees, que yo voy a permitir que mi reacción se encoja ante ese pensamiento absurdo y cerrado con candado que tienes, sin que yo de una respuesta? Pues no. Yo apoyo la reivindicación de esas tres mujeres. No es de recibo que ellas estén esclavizadas con las tareas de la casa, mientras sus dos hermanos se paseen como señoritos sin mover un solo dedo. ¡Que no son capaces ni tan siquiera de recoger su plato del comedor ni su ropa sucia del baño! ¡Hay que contribuir, que sus hermanas no son sus criadas! Si quieren que les hagan lo que les corresponde que paguen de su bolsillo a alguien de fuera. Y no podemos compararnos con el reino animal, guapito mío, puesto que si estos estuvieran dotados de una inteligencia como la nuestra, veríamos a los machos también cuidando a las crías. Y para que se te salte ya de una vez ese candado que cierra tu mente, la mujer también tiene derecho a llevar una vida laboral y no tiene ningún sentido que se las excluya por el simple hecho de ser mujer. Además, así no tener que depender del hombre, y que cuando considere que la relación no va bien, poderse emancipar y no quedarse atada de por vida, por no tener medios económicos para subsistir sola con sus hijos. Y capacidad tenemos, guapito mío, para realizar cualquier trabajo, tanto físico como intelectual, y cuando quieras te lo demuestro.


GRIETAS Juan Carlos Chávez



    


     En una montaña perdida, Pedro, el campesino, descubre una cueva, en cuya entrada se podía observar un brillo muy luminoso. La curiosidad, en su osadía, le alentaba a entrar, y él, con la mirada ávida por saber qué era aquello que brillaba con tanta intensidad, se posicionó en la entrada. El júbilo le abordó con fuerza, puesto que en el fondo de esa cueva se hallaban apilados cuatro montones de lingotes de oro; lo suficiente para sacarlo del arduo trabajo en el campo, y además, lo que siempre había ansiado; llevar una vida de rey. Pero se percató de que en el techo había una ancha grieta con una longitud que su vista no alcanzaba a ver. Sentía que ese techo aguardaba su entrada para desplomarse sobre él. Su júbilo, entonces, se agrietó y salió el sentimiento de decepción.
     Volver al pueblo a pedir ayuda significaría tener que aceptar el reparto y seguiría teniendo garantizada una vida sin madrugar para coger la azada, pero no le brindaría esa abundancia deseada. Su opción fue olvidar lo que había visto y regresar al pueblo.
     Nunca supo que detrás de aquellos lingotes había un bote de pintura negra.




QUÉ TE CREES Juan Roberto Núñez





Qué te crees, que yo por ser mujer, ¿no puedo valerme por mí misma? ¡Cómo si no pudiera orinar de pie! ¿Acaso me viste de baja por dolores menstruales? En cambio tú, por una muela faltaste 15 días, apenas me habían quitado los puntos de la cesárea, ¡ahí estaba yo!, fregando  el piso de rodillas y sacándole lustre con las tetas, ni siquiera llevabas y traías al chico del colegio, porque tenías un huevo hinchado, ¡vaya hombre, vaya! ¡Y menos mal! que la creación les quitara solo una costilla, porque si hubieran sido dos ya habrían venido en aquel entonces con el viagra, ¡y después dicen que soy feminista! En todo caso, muy femenina…