jueves, 20 de noviembre de 2014

UN JARDÍN CON VIOLETAS Alicia Carmen



Es un chicle, ya saben lo que quiero decir, perdonen, …era un chicle; hace ya tantos años que mi mente se confunde.
Recuerdo que siempre que podía se sentaba a mi lado: en el cine, en las clases de dibujo, en la iglesia, en las fiestas; no me dejaba en paz y yo no encontraba cómo zafarme.  Los días me estaban resultando interminables.
 Yo intuía que algo realmente notable estaba a punto de pasar y así fue: el chicle se me acercó una tarde y, con una inmensa tristeza reflejada en sus pupilas, me informó de su inminente partida.  Los padres habían decidido regresar al país de donde habían salido hacía tantos años y donde, probablemente, contraería matrimonio con la persona ya escogida.
¡Vaya!, pensé, me he liberado.  Me esperan unas Navidades fabulosas. Disfrutaré a mi antojo de todos los festejos y sin el chicle molestando. Y vinieron los regalos, los aguinaldos, las hallacas, pan de jamón; todo exquisito.
Cierro los ojos y recuerdo que al llegar enero, me sentí inexplicablemente extraña.  Ya no estaba la persona a la que había escuchado las más bellas palabras, la que siempre me apoyó, no estaban los hombros en los que me cobijaba en mis días difíciles.  Ahora, cuando mis lágrimas están a punto de rodar por mis mejillas y me invade una gran melancolía, reconozco que nunca imaginé cómo ese chicle llegaría a pegarse tanto a mi corazón.



SIEMPRE ME SORPRENDISTE Lali Marcelino





Tuvimos que liarnos en la compra de un coche nuevo porque, después del accidente, nuestro medio de transporte no sirvió para nada más.
Perdió la vida mi ex, que iba con nosotros –mi pareja actual y yo– a una reunión familiar para celebrar, aparte de mi cumpleaños, la llegada de mi hija después de cinco años viviendo en América.  Evidentemente, el encuentro nunca se dio; mi pareja y yo terminamos en el hospital y mi ex en el tanatorio.
La pena por la pérdida de su padre y la preocupación por mí, hizo que mi hija esperara unos días, después de mi salida del hospital,  para hacerme entrega de un sobre, regalo de su padre por mi cumpleaños.  En su interior encontré una nota con unas palabras llenas de cariño y unas llaves…, llaves que abrían un coche que debía recoger en un concesionario.

Este sorprendente hecho me impresionó: ¿cómo supo él que yo iba a necesitar un coche?


COSAS DEL AMOR Maruca Zamora


         –¡Sinvergüenza, atrevido! –oí gritar bajo mi ventana.
         Al asomarme, vi una pareja que discutía acaloradamente.  Luego, caminaron calle abajo y pronto dejé de escucharlos.

         Me quedé en la ventana, contemplando el paisaje; los árboles y los jardines de la placita que tenía frente a mi casa, donde todas las tardes me sentaba a charlar un rato con mis amigas.  De pronto, me fijé en una pareja que estaba en plena discusión.  No oía sus palabras, pero sus gestos les delataba, pues se manoteaban, se tiraban de la ropa, incluso se intentaron patear.  Me preocupé, así que estuve observándolos por un rato.  Transcurridos unos minutos parecía que empezaban a arreglar sus diferencias, poco a poco se fueron calmando, por lo que concluí que aquella vez el agua no llegaría al río.  Los que antes peleaban, ahora se hacían arrumacos, se besaban, se abrazaban, tal parecía que no había pasado nada.  Así es el amor, sentencié.  Observé como los dos caminaron juntos un rato, uno al lado del otro, y luego levantaron vuelo hacia un árbol cercano, acurrucándose los dos en su nido.


miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL AMOR TOCA A TU PUERTA Lali Marcelino



Tuvimos que liarnos, aunque para ser exactos tendría que decir que quisimos liarnos, después de pasar mucho tiempo negando lo evidente.
Fuimos compañeros de trabajo y esa circunstancia, unida al hecho de que los dos teníamos pareja estable, frenó nuestro impulso, pero… una mirada cómplice, el aire que deja alguien cuando pasa a tu lado, o simplemente oír su nombre, despierta las maripositas en tu estómago y las muy liantes insisten sin parar para que abras la puerta y…¿cómo negarte?
Nunca tuvimos hijos.  Cuando decidimos liarnos la manta a la cabeza y romper con los moldes establecidos, éramos mayores, aunque egoístamente pensé que nos dedicaríamos el uno al otro, sin más.

Hoy cumplimos nuestro treinta aniversario y nos visitan nuestros respectivos hijos, nietos y bisnietos.  ¡Soy muy feliz!



LA DECISIÓN DE CLAUDIA Roberto.Es



Terminábamos de cenar cuando la puerta nos llamó con inquietante insistencia.  Tras ella, apareció Claudia algo nerviosa, pálida.  Mi amiga explotó en llanto desconsolado; no podía soportar aquella angustia que le atenazaba el alma, no podía luchar contra sus sentimientos, contra su ser, contra su destino.  Estaba harta de fingir y quería, y debía, tomar una decisión que cambiaría el rumbo de su atormentada vida mutilada por la hipocresía de su banal existencia; educada para ser la esposa perfecta de un marido al que no amaba.
Necesitaba ser dueña de sí misma, enfrentarse a sus miedos: quería vivir, y soñar, y amar…  Su corazón latía con más fuerza que nunca después de un letargo vital que había anestesiado sus sentidos.  De repente, lo comprendió todo:  estaba en su esencia misma, aunque se lo había negado una y mil veces.  Una montaña rusa de emociones encontradas, sentimientos hasta ahora desconocidos pugnaban por rebelarse desde su interior.  Por fin era libre y estaba enamorada…Era simpática, femenina, de una belleza natural, sin estridencias y, al igual que ella, necesitaba también amar; huérfanas de caricias enamoradas, juntas emprenderían un camino sin retorno hacia la felicidad.





FATAL OLVIDO Águeda Hernández



Cuando llegué a este mundo, mi abuelo fue el elegido para ir a registrar mi nombre ya que mi madre y yo vivíamos con los abuelos.  Mi padre estaba ausente; por su trabajo, ni en esos momentos pudo estar presente.  Lo que no pudo ser, no fue. 
Llegó el día de que mi abuelo partiera a la misión que le había sido encomendada; ir al Registro.  Mi madre le recordó mi nombre: se llamara Mayore. En el momento de decirlo, al ser preguntado, mi abuelo se llevó las manos a la cabeza; la estrujaba y por mucho que lo hiciera, de la cabeza no salía ni una gota de su memoria. 
 –Es…, es… –repetía una y otra vez…
De pronto, dijo gritando:
 –¡Mary Cuqui!  
De regreso a casa, se preguntaba qué había hecho, se decía que lo iban a matar, ¡Dios mio!, se le había olvidado.  Luego, les explicó que Mary porque se acordó de una novia que había tenido de joven en Cuba y Cuqui, el nombre de su perrito que tanto quería.
 –¿Sabes? La llamaremos tal como tú la inscribiste –le dijo mi madre– Maricuqui.
Yo quise mucho a mi abuelito. Lo recuerdo sentado en su sillón con Cuqui a sus pies.




AVALANCHA Carmén Garcés



La bronca fue tremenda.  En esta ocasión, nada detuvo la avalancha de reproches retenidos durante tanto tiempo.  Reproches lanzados cual puñales que, certeros, alcanzaban su objetivo, clavándose hondo…, hiriendo de muerte.
Al final, esa última desavenencia consiguió liberar aquel cúmulo de emociones destructivas.  Su amor había comenzado con vigorosa fuerza indómita y así, con esa misma pasión –pero esta vez devastadora– terminó


LA VIDA ES ASÍ Maruca Morales



Esa era la frase favorita de una amiga mía.   Cada vez que me encontraba con ella siempre me repetía esas palabras.  Así fue hasta un día que conseguí el valor para decirle lo que pensaba.

 –Amiga mía, yo pienso que la vida es como uno la viva, como uno se enfrente a ella.  Tenemos la edad que tenemos pero uno no puede buscar excusas en ello.  Si te pasas el tiempo repitiendo esta frase y no haces nada por cambiar,  las cosas no cambiaran. Tenemos que poner de nuestra parte. No perder tu tiempo acostada en el sofá viendo televisión, quejándote de dolores, sobrecargándote de medicinas.  Si sigues así, cuando vengas a ver tú misma te enfermas, porque no hacer nada lleva a eso.  Repetirte que la vida es así y esperar que todo te venga del cielo por obra del Espíritu Santo es un gran error.

jueves, 13 de noviembre de 2014

DESDE EL OTRO LADO Maruca Zamora





Cuando estaba estudiando en un país un poco lejano al nuestro, cayó en sus manos una oferta de trabajo para una ONG y le entusiasmó la idea de comunicarse con ellos. Se informó de las condiciones, aunque tuvo que advertirles que le faltaban tres meses para volver a España. Desde el otro lado del mundo le pidieron enviara su Curriculum. Se sorprendió mucho cuando lo aceptaron en el puesto y al saber que estaban dispuestos a esperarlo: así empezó el viaje de este trotamundos.
Viaja por lugares en los que, a pesar de todas las desgracias que presencia, él junto a sus compañeros de labor, médicos enfermeros y demás personal, se sienten útiles y a gusto con lo que hacen, entre tantas situaciones vividas algunas no tan buenas, viviendo con la mayor sencillez tal como hacen los que le rodean; allí donde una medicina es escasa y un pedazo de pan es un manjar que no está al alcance de muchos.
Después de vivir en nuestro acomodado mundo donde todo se bota sin pensarlo demasiado, este trotamundos y sus compañeros trabajan en países donde se muere de hambre de una simple gripe, de malaria, o de tantas otras cosas que no quisiera nombrar.
Pienso en lo indolente se ha vuelto el ser humano.  Como todas estas situaciones se viven en África, no nos interesa, no nos importa, y nos olvidamos que aquí o allí hay personas que sufren.
Mi admiración para todo este personal humanitario de Médicos sin Fronteras y demás organizaciones que luchan en el mundo por todos los seres humanos, sin distinción,  que Dios los proteja y ayude.



EL MOLINO SIN PIEDRA Lilia Martín Abreu





Manuel siempre vivió en una isla menor, trabajando sin tregua el campo. Ahorrar y ahorrar de lo poquito que le llegara a sus manos  era su cometido, él decía que ahorraba para ponerle una piedra nueva a su molino, así llevaba dos años, como hormiguita guardando, ahorraba hasta de comer. Manuel era tan pobre que ni dientes tenía con que hacerlo, para eso eran sus ahorros, para ponerse unos dientes, que él llamaba su piedra nueva, porque una vez leyó en un libro que una boca sin dientes era como un molino sin piedra, y le gustó tanto la frase que la hizo suya, él decía que a su molino le faltaba la piedra, y en busca de ella viajó a Tenerife, con su dinerito amarado en un pañuelo con varios nudos para no perderlo, un saquito de papas para la familia, junto a un montón de ilusiones por haberlo logrado.
Ya de regreso a casa con su sonrisa puesta, admirando el paisaje en la barandilla del barco, le llegó un mareo sin previo aviso, seguido de un vómito, que arrasó con la sonrisa y las ilusiones de Manuel, llevándolas al fondo del mar, y dejando su molino sin piedra nuevamente.



LA PRESENCIA Lali Marcelino.


En una ocasión me vi obligada a elegir para decidir quién de las dos personas que tenía delante, ocuparía el puesto vacante de profesor de química. Me costó hacerlo, porque uno de ellos era una mujer joven, muy pequeñita, con unas minúsculas gafas y unas pintas algo descuidadas -¡como para infundir respeto ante los alumnos!-, pero con un buen curriculum, mientras que el otro se trataba de un hombre bien trajeado, también joven, con una buena labia, al contrario de su contrincante, más bien parca en palabras, preparado igualmente.
Decidí quedarme con los dos y repartirles los alumnos. En tres meses tenían que demostrar sus dotes para el puesto.
La impronta de los alumnos fue totalmente distinta. Con la una mostraron risas y menosprecio y con el otro total respeto.

Al cabo de los tres meses y como pensé desde el primer momento, me quedé con la joven de aspecto desaliñado. Toda una eminencia.


LOS ENIGMAS DE RAQUEL Lilia Martín Abreu





Roberto y Yarje por casualidad se encuentran en un bar, y Roberto le dice que está pensando en divorciarse, Yarje asombrado le pregunta que cual es la causa, si Raquel es la mujer perfecta., Roberto apesadumbrado le argumenta: eso era antes amigo mío, desde hace un tiempo, siete años más o menos, se ha convertido en una mujer enigmática y misteriosa, con unos importantes cambios de personalidad y de humor, unos días dice llamarse Marta, otros Claudia y otros es la Raquel de siempre, con sus 40 años y los pies en la tierra. Hay días que parece una niña con  los ojos repletos de curiosidad, y una constante alegría, otros en cambio es todo lo contrario, cuando siente terror al pasado y su mirada se pierde vagando en los recuerdos.
Yarfe escucha con atención a su amigo y atónito exclama: ¡ya sé qué le pasa!, esto es un problema de dinero. Roberto le lanza una mirada de desconcierto, a la vez que protesta, ¿qué tiene que ver el dinero en esto, macho?, mucho amigo mío, y tal vez hoy descubras el enigma de Raquel, que es muy simple: ella,  al no tener el dinero suficiente, compra su ropa de segunda mano, esa ropa absorbió la personalidad y el carácter de su anterior propietaria y ahora emerge y cobra vida en Raquel.




REBELDÍA Carmen Garcés




Mi madre aseguraba que, haber tenido únicamente hijas, era una bendición; las niñas, habitualmente,  tenían un carácter moldeable a placer, tanto en apariencia como en  comportamiento.
Mi padre, sin embargo, aunque nos quería como a nadie, echaba de menos tener con quien compartir algunos momentos propios de chicos.
Cuando mi hermana fue creciendo, exteriorizaba sus gustos por jugar en compañía de los chicos, con coches y pistolas.
Ella comentaba constantemente que aquellos no eran juegos  “para una niña”, por lo que se pasaba el tiempo intentando transformarla, ataviándola con vestidos y adornando con lazos sus cabellos; también la saturaba de muñecas, a cada ocasión que una fecha especial se lo permitía; muñecas que mi hermana jamás usó.
Él aplaudía cada manifestación de rebeldía que mi hermana mostraba en su encauzamiento hacia la feminidad.
Así que yo decidí, a partir de entonces, arrinconar todas las muñecas con las que, hasta ese momento, había jugado únicamente para complacer a mi madre.



EL MAR ENTRE LOS DEDOS Alicia Carmen




Las puertas del avión que se dirigía a Tenerife acababan de cerrarse y este airoso joven pelirrojo y pecoso, de ancha sonrisa, por fin había acabado de acomodar su tabla de surf. Al mirar al asiento de al lado pensó: Vaya un bellezón  que me ha tocado como compañera de viaje.
En efecto, era una hermosa chica de larga cabellera castaña, ojos aguamarina y piel aterciopelada.
La jovialidad del muchacho se convirtió en cortejo, inmediatamente se presentó en inglés, hola preciosa soy Eduard, ella contestó en el mismo idioma: yo soy Eva.
El simpático adolescente explicó que venía a Canarias a estudiar Oceanografía y estaba feliz pues pretendía conocer todas las islas y, entornando los ojos, preguntó: ¿tú vives allí Eva?. Así es, contestó ella. Pues que bien, saldremos juntos, me gustas mucho, nos lo pasaremos bomba. Me encanta bailar y dicen que las mujeres guapas tienen mucho ritmo. Dame la dirección de tu e-mail y tendrás noticias mías.
La agraciada joven le dirigió una mirada entre divertida y severa, y contestó: No te preocupes, Eduard, este mismo lunes nos veremos en la Facultad de Oceanografía, acabo de tomar un Master y seré la supervisora de Estudiantes Extranjeros.





miércoles, 12 de noviembre de 2014

EQUILIBRIO Lali Marcelino






Mi hijo el mayor y su mujer (mi nuera), me invitaron a cenar un sábado, porque el resto de la semana trabajan. Una comida de las que solemos llamar “rápidas”: una sopita de sobre y unas croquetas congeladas, de las que hay que averiguar su sabor, y de postre, natillas envasadas. Salí de allí echándole flores a mi nuera y complaciendo a mi pobre hijo.

En otra ocasión, mi hija, celebrando un ascenso laboral de su pareja, invitó tanto a su familia política como a la suya. Manises y aceitunas, sopita de sobre, adornada con huevito duro y frititos de pan, Nuggets envasados pero de la mejor marca y unos flanes buenísimos de un envase  muy chic. Éste fue a grandes rasgos su menú, todo comida semi-preparada. La disculpo porque ella trabaja y como su marido no la ayudó, no pudo hacer otra cosa.



NOCHES SOMBRIAS Carmen Garcés








Golpea implacable una vez tras otra, hundiendo con saña, el puñal del dolor en su realidad.  Yesmila se despierta sudorosa; el corazón palpitando aceleradamente; mira alrededor, reacciona, -ha sido tan solo un sueño- ,  dice tratando de tranquilizarse.  Sí, sólo un sueño, pero uno de esos tan auténticos, que cuesta distanciarlos de la realidad.
Sueños recurrentes,  que  han pasado a formar parte de su día a día, aún sin ella desearlos;  los que  le hacen revivir como si de ayer se tratara, aquellos escalofriantes momentos vividos tanto tiempo atrás, -cuando perdió a su familia en  aquél fatídico accidente, del cual únicamente ella sobrevivió- y, que la  transformaron en un ser solitario y asustadizo; 
Ahora a sus cuarenta años, Yesmila vive invariablemente sumida en una confusa mezcla de frustración, desilusión y miedo. Taciturna, lo único que desea es …no soñar.    

                       

SOLO UN INSTANTE Roberto.Es (Accésit Concurso de Narrativa HERTE 2013)






         Amanece un nuevo día; bueno, más bien otro  igual que el anterior, de rutina, sin sorpresas.
         Manuela, en el ecuador de su vida, soportaba una existencia tranquila, segura... pero en lo más profundo de su ser yacía un mundo insulso. Su corazón estéril habitaba en un desierto de emociones. Siempre se limitaba a hacer lo que de ella se esperaba, sin preguntas, sin rebelarse, abnegada en su presente y conforme con su futuro.
         Con la juventud perdida, sentía que la vida se le escapaba sin saber qué hacer con ella: con los días, con las noches, con las horas; largas y solitarias horas.
         Deambulaba por la calle sin rumbo fijo, como sonámbula, ausente, imbuida en sus pensamientos cuando, de pronto, se tropezó con alguien... “¡Oh, perdón! Disculpe...” Todavía aturdida, levantó la vista hacia aquel desconocido y, entonces, sus miradas se encontraron y sus almas se reconocieron, quizás por otras vidas compartidas...
         Azul; cuánto azul; en sus ojos azul. Inmenso océano tras celosías de negras pestañas clavadas en mis ojos negros.
         Su corazón sobresaltado despertó de un antiguo letargo para encenderse en llamaradas de ardiente pasión. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y su piel arrebolada gritó de placer.
         Fue un instante de segundos inmensos, una fuerte sacudida para su eternidad dormida.
         Aquel hombre, de edad indefinida, prosiguió su camino; y ella, paralizada y confundida, lo vio alejarse hasta que su figura se desvaneció entre la multitud.
         De pronto, todo cobró una nueva dimensión y los grises de su vida se llenaron de color: verde fuego, rojo pasión, azul ensoñación...
         Manuela, desde ese preciso instante, ya no sería la misma; la secreta esperanza de reencontrarse algún día con él la hacía sentir viva y, ahora, sabía que estaba preparada para amar.




ANTIGUO EMIGRANTE Maruca Morales.






Un día cualquiera, sales de tu casa rumbo a un país desconocido, sin pensar. Transcurren muchos días, uno tras otro, viendo solamente mar y cielo  y te parece que no vas a llegar nunca a esa tierra prometida de la que tanto te han hablado. Miras al cielo, Señor, ¿será verdad?,¿cuándo vamos a llegar?. A veces confundes el cielo con el mar, o el mar con el cielo porque  te parece todo igual. Ese azul tan intenso se mezcla con el de tus ojos, y estás a punto de desfallecer… pero al fin avistamos tierra.   El puerto de llegada está cerca y una nueva vida va a empezar…



MARQUITOS Ana R. Benítez


Marquitos añoraba los años de su infancia en los que lo llamaban así.  Ya un adolescente, empezaron a llamarle Marcos, aunque él seguía presentándose como Marquitos; aun consciente de la burla que eso suscitaba.  Y así fue hasta un día en que sintió miedo, terror…

Se dejó el pelo largo y llevaba siempre gafas; entendía que de esa manera, las marcas causadas por el tiempo no eran visibles.  Ahora, nunca se miraba al espejo.

Sentado, como siempre, en el sillón azul de la sala de estar del Centro, dos batas blancas pasan a su lado.  No puede evitar escuchar lo que hablan.

       ¿Y este paciente qué tiene?

       Marcos padece gerontofobia prematura: miedo a envejecer


martes, 4 de noviembre de 2014

DIENTES Roberto.Es




        Compañeros de viaje en nuestro camino vital; únicos, personales e intransferibles. 
     Los hay blancos, espumosos, sin aristas, de perfectos contornos, que adornan francas sonrisas anacaradas.  Cuidados esmaltes arropados por labios enamorados, protagonistas de apasionados besos como amantes de Rodin.  También amarillentos, testigos de vidas trasnochadas, de bocas descuidadas, de sonrisas disimuladas tras dedos nicotinados.  Otros son negros, enfermos, que abandonan dolorosamente encías necrosadas; dueños de ojos amargos y tristes, de bocas pustulosas plasmadas en las traseras de las cajetillas de tabaco.
       Pero recordaremos…entrañablemente a aquellos que ven la luz por primera vez, rasgando nuestras vírgenes encías y que nos acompañarán en nuestros más tiernos años de vida.  Una noche, bajo la almohada, nuestros dientes de cuna se transformarán al amanecer en mágicas monedas, tras la visita de un cambista y simpático roedor de cuyo nombre todos queremos acordarnos.



A MI DOS, POR FAVOR Maruca Zamora


         Viajaba en el tren  Barcelona-París.  Allí iba con frecuencia por cuestiones de trabajo.  Estaba yo revisando mi ordenador, corrigiendo mis notas, cuando se sentó a mi lado un hombre muy elegante, delgado, alto, con modales muy correctos; se presentó como Doctor Luis Montes.  Y yo, Andrea, le contesté. 
         Continuamos hablando. Me contó que era siquiatra y que iba a dar una conferencia en una universidad muy prestigiosa de París.  Yo soy gerente de una multinacional y hago este trayecto dos veces al mes, le comenté.  Seguimos la conversación y algo después me ofreció algo de tomar.  Un vino puede ser, le contesté.  Él pidió dos cubatas.  Pensé que se había equivocado y corregí, un vino y un cubata.  El doctor contestó, no, un cubata para mí y otro para Laura, tras cuya respuesta creí que esperaba a alguien que subiría en la siguiente estación.  Pero ni en la siguiente ni en la próxima Laura apareció.  No me atreví a preguntarle nada.
         Seguimos hablando hasta que, más tarde, me brindó un café.  Pues sí, nos vendrá bien, le contesté.  Llamó al camarero y le indicó, un café para mi amiga, otro para mí y uno para Laura, por favor.  Lo miré sin hacer ningún comentario pero para mí pensé: ¡no estará nada mal esa conferencia sobre siquiatría que va a dictar!




LOS DIENTES Maruca Morales




         Verdad es que de ilusiones también se vive.  Uno se pasa la vida anhelando muchas cosas.  Cuando los hijos son pequeños, observando todos los días para ver cuando les salía su primer diente, después cuando llegan las muelas y luego la felicidad de verlos todos juntitos y completos.  Luego, el niño crece y se le comienzan a caer los dientes y uno vuelve a vivir la ilusión de la sorpresa que dejará el Ratoncito Pérez bajo su almohada, sin que el niño se entere.  Divertido es ver su cara cuando encuentra unas monedas al día siguiente y oyes como se pregunta por dónde habrá entrado, si por la puerta, si por la ventana, ¡todo es una fiesta!.  Y luego a esperar que se le caiga el próximo diente.  Así vivimos, ilusión tras ilusión.
         Claro que, si a los niños se le caen los dientes y le vuelven a salir, a uno como mayor si se nos caen, ya no regresan y lo única salida que nos queda es ponérnoslos postizos.  Postizos pero bonitos y, qué más da, lo que importa es tener dientes.  Lo malo es que en este caso el Ratoncito no nos visita.



DIENTES Alicia Carmen




         ¿Quién no imagina a una sensual Cleopatra retorciéndose por culpa de la mordedura de un áspid? ¿Y qué me dicen de la bocota llena de disparejos y maliciosos diente de la BB?? (léase Brigitte Bardott)

         Yo, que no soy ni sensual ni maliciosa, experimenté el crecimiento de mis dientes cuando vi en una revista, la boda de George Clooney; ¡con lo que me hubiera gustado conocer Venecia y nadie me invitó!




SOLA Águeda Hernández


         Ella está sola, sola.  A su paso, las madres de los demás niños cuchichean y murmuran.  Ya no la invitan a las cenas de parejas, los que antaño fueran amigos comunes ni le llaman.  Está sola.
         Ahora está sola, sola y lo imposible comienza a ser real.  Se prepara para avanzar por primera vez en solitario.  Ha decidido enterrar en la memoria la inseguridad, el miedo y emprender un nuevo camino.  Está sola y sin embargo, se siente plena del amor que brota de sí misma, que ayuda, apoya y anima.

         Ella está sola y, sola, se dispone a salir al exterior airosa y valientemente, encaramado sobre unos tacones rojos.


EL CARRETERO de Esther Morales






         Estábamos de romería; alegres y contentas.  Íbamos tras las carretas pidiendo algo. ¡Qué ilusión!.  Por favor, una papita, un cachito de carne, un vasito de vino, cualquier cosa nos gusta, no importa que en casa no la comamos, porque de romería, ¡todo es bueno!.
         –A mí me da dos huevitos, por favor, para la niña y para mí.
         –¡Ajá!, conque dos, ¡no le basta con uno! –comenta alguien que está cerca.

         –Tome dos, mujer, tome dos –dice el carretero.


DIENTES Lali Marcelino






         A veces, no siempre, son los culpables del tamaño de nuestra sonrisa.  Blancos, amarillentos, montados, separados, pegados, grandes, pequeños, sobresalientes, escondidos; aun así, algo común los une.  Son los responsables de que nuestro estómago se resienta o funcione bien.  Entre ellos deben ponerse de acuerdo en qué se les resiste de todo lo que pasa por la caverna bucal.  Su sensibilidad es altamente delicada: frío o caliente puede causar estragos entre ellos, igual que materiales o alimentos con resultados agresivos y con el consiguiente deterioro.  El mensaje que recibimos de ellos debe ser:

         –¡Cuídennos por favor!, defenderemos el territorio como si de soldados se tratara, ante un enemigo constante.