jueves, 5 de julio de 2018

GONZALO PINTURERO Lilia Martín Abreu




Gonzalo Pinturero no eligió su apellido, pero sí sus amistades... y todos le apreciábamos y lo llamábamos tío.
El tío Gonzalo Pinturero no tenía sobrinos, ni siquiera tenía hermanos, era huérfano de parientes, pero en el barrio todos le queríamos y lo llamábamos tío, lo que sí tenía era un quiosco donde vendía periódicos, tebeos y golosinas... Allí pasábamos muchos ratos hablando con él.  Siempre nos repetía lo mismo, que él era como una hoja al viento, que no tenía raíces. Su mayor anhelo, era descubrir de donde venía su linaje; el porqué de ese incomprensible apellido que le habían impuesto, PINTURERO un apellido incógnito que en todo el distrito nadie llevaba y todos desconocían de dónde procedía.
Del tío Gonzalo Pinturero solo se sabía que lo habían criado las monjas del Corazón de María. Y por más que él les pidió y suplicó que les contara cuáles eran sus orígenes, no consiguió respuesta alguna; ellas eran como un muro impenetrable.
Sin embargo, corrían leves rumores en el pueblo, por ser muy devoto, que el tío Gonzalo Pinturero era el vivo retrato del señor obispo, que estuvo un tiempo en retiro espiritual en el convento.

LA MANZANA Carlota Sosa



    

   LA MANZANA Carlota Sosa

     Comenzó a comerse una manzana despacito, saboreando toda su textura.  ¡Hummm! ¡Qué delicia de fruta!  
     
     Pronto, divagaba sobre todas las variedades de manzanas que existían; llegaron a su mente recuerdos de los cuentos infantiles que le leía su padre cuando era pequeña. Le gustaba mucho Manzanita, pero más le gustaba el de Blancanieves y los siete enanitos... Pensando, llegó hasta tiempos bíblicos, con la historia de Adán y Eva y la manzana de la tentación; ello le llevó a un cuadro muy famoso —aunque no recodaba el autor— que se titulaba El hijo del hombre, con una verde manzana como cara. En su memoria aparecieron las aventuras de Robin Hood y Guillermo Tell que habían disparado una flecha a la manzana  colocada en la cabeza de sus amigos…

  Le parecía escuchar la música de los tiempos de su juventud, cuando los Beatles eligieron esta fruta como símbolo en sus discos… y, tras otro mordisco,  pensó en su ordenador y teléfono móvil, con la manzana como símbolo de  Apple...

    Después de estas conversaciones consigo misma, volvió a decirse: ¡Pero si he olvidado la leyenda de Newton y su ley de la gravedad! 

     Enlazando y enlazando pensamientos recordó ese maravilloso viaje a New York y su paseo por la gran manzana.

  Cuando dio el último mordisco al objeto de sus reflexiones,  entró su hijo al comedor con con otro pequeño. Buscaba una manzana que estaba en el frutero. 

—Hijo, acabo de comérmela —le indico.

—Ay mamy, yo venía  a enseñarle ese gracioso gusanito que vivía en la manzana,  a mi amiguito….

EL DON Carlota Sosa



El don dormitaba en sus profundidades. Un río subterráneo se deslizaba por los vericuetos de la mente. 
Ahora, el agua pura de las cumbres nevadas se derrite, baja al valle y se filtra. Poco a poco, la bendita agua creadora confluye en el río y besa la tierra a su paso. La creatividad emerge en torrentes musicales. En sus orillas los niños-ideas juegan a la inocencia.

El valle se encantó con el verde, cuando crecieron los árboles prodigando flores y frutos. Las abejas fecundaban las flores y ofrecían su miel a los pequeños...

No me dejes escapar —le susurró el don al hombre—. ¡Ejercítame, si no lo haces se apagarán mis rayos de luz! Reparte el oro que traen tus aguas y ofrece a tus hijos con ilusión, porque si llegan a los corazones se expande la creación. ¡No permitas que contaminen tus aguas! Abre la flor de loto que está en tí —cualquier don: pintar, cantar, escribir, cocinar... ¡tantos!— y ofrécela.



FUERON SOLO CINCO SEMANAS Alicia Carmen






   Cuando  pienso  que  solo  fueron  cinco  semanas, un  poquito  más  de  un  mes, me  pregunto:   ¿cómo  puede  ser?
   En  tan  escaso  tiempo has  dejado  marcada  mi  vida  para  siempre   y  para  bien, pues  cuando  veo un  hermoso   amanecer, unas  flores  queriendo  brotar o  llegan  a  mis  oídos  nuestras  canciones  favoritas, se  me  dibuja una  dulce  sonrisa  en  los  labios  y  los  ojos  me  brillan .
   Si  cariño,  eres  un  bello  recuerdo y , a  propósito , sabes lo  que  significa  "recordar " ?. Significa   volver  a  pasar  por   el  corazón.   Y  por  eso  me  gusta  tanto  recordar   esas cinco  semanas, pues  de  ese  modo  mi  corazón vuelve a  latir con  dulzura, con  amor, suavemente.
 
   Y  he  podido  sobrevivir sabiendo que  esas  semanas  nunca  más volverán  a  repetirse, pero  no  importa,  lo  que  cuenta  es  todo lo  que me  hiciste sentir; no  quiero  saber  lo  que  sentiste  tú.




PULSACIONES de Juan Roberto Núñez





Fermina, hermana de la vida y amor secreto; mudo para sus oídos, prohibido para sus labios.  A mí solo me quedaba contemplar su sonrisa, oír sus cuentos y contener sus llantos. Fermina, la niña alegre, la cómplice, la inalcanzable, enérgica juventud, hasta que en sus doce años, fueron solo cinco semanas las que me distanciaron de todo lo que conocía.
Ahora, ya su sonrisa no mostraba sus blancos dientes, parecía somnolienta y su mirada se perdía en cualquier objeto, sus ojos brillaban de otra forma, cada vez que me veían pronosticaban una inminente distancia. No volví a verla hasta sus 16 años y ahí me di cuenta, que en aquel entonces, sus pulsaciones fueron de 250 por minuto y dejaba un niño amigo, por uno que venía dentro, fueron solo 5 semanas, yo seguía  siendo un adolescente y ella pasaba de niña a mujer.

LA DUCHA Juan Carlos Chávez






      Y ahora toca ducha. ¡Qué bien! Lo cierto es que lo necesitaba; me hará sentir como nuevo después de un día duro de trabajo, en el que he tenido que cavar no sé ni cuantas zanjas bajo un solajero infernal. Y encima me tocó con un compañero nada hablador. Intenté unas palabras con él y no logré sacarle nada. Entiendo que no está permitido y que hay ojos y oídos por todos lados, pero  ¡hombre!, algún comentario de vez en cuando por lo bajo, escaparía seguro. En cambio, la semana pasada me pusieron a uno que no paraba de parlotear, lo que provocó que le llamaran la atención. Espero que mañana me toque uno igual de atrevido y precavido que yo, que seguro los habrá entre tanta gente, y si no, pues nada; acabaré adaptándome al silencio; no me quedará otro remedio.
     Tras estos pensamientos,  unos hombres con mascarillas  echaron gas desde arriba.

¡PALABRAS, MUCHAS PALABRAS! Marisol Reyes






¡Qué batalla, Dios mio!. ¡Quiero ir a ver La Giralda! ha sido mi ilusión, pero...¡tan cerca y tan lejos!. Tengo que cruzar la frontera por lo cual, tendré que buscar hotel y hacer noche. Antes de llegar a él, me dará hambre, mejor llevo unas sardinas para hacerme un bocadillo y comeré en cualquier banco de la primera plaza que encuentre (¡y que haya una fuentita con agua, por favor!).

Menos mal, encontré un hotel o hostal da igual, estoy muy cansada, me daré una ducha. ¡Uf, qué bueno!. Ahora me pondré las lentillas, rimel en mis pestañas y… ¿dónde está el peine?; ¿lo habré dejado?, ¡no es posible!. ¡Aquí está! ¡Qué guapa estoy, ¡ah! un poquito de carmín… Perfecta, ahora a la calle a buscar a la tal Giralda… ¡¡ja, ja, ja!!