lunes, 29 de octubre de 2012

CONCURSO DE NARRATIVA HERTE 2012 - ACTO DE ENTREGA DE PREMIOS


ACTO ENTREGA DE PREMIOS
CONCURSO DE NARRATIVA
HERTE 2012


10 de Noviembre  2012
Salón de Actos
Centro Multifuncional El Tranvía
La Cuesta - La Laguna

19:00 horas




martes, 16 de octubre de 2012

HISTORIAS EN LA GUAGUA de Maruca Zamora





Un día recibí la visita de unos amigos de mi madre.  Eran  unas personas mayores a quienes mi madre había invitado a pasar unos días en la capital.  Ellos no la conocían y todo les llamaba la atención.  Esto ocurrió cincuenta años atrás y nunca habían salido de su pueblo sino para ir al más cercano a hacer alguna diligencia.  No conocían ni la guagua porque en el pueblo había un solo coche y el único medio de transporte del que disponían, aparte de burro o caballo, era un viejo camión que los llevaba si necesitaban salir.  Lo que ocurrió nos parecerá increíble hoy en día pero, fue del todo cierto.
Quise sacarlos a dar un paseo para que conocieran la ciudad por lo que nos dispusimos a coger la guagua y ahí empezó el problema.  Al entrar, ellos no sabían qué hacer con el torno giratorio que tenían las guaguas en aquellos tiempos para contar los pasajeros.  Yo pasé delante sin ponerme a pensar que ellos no sabrían cómo hacerlo y, despistados, ni siquiera se fijaron como había hecho yo.  Me di cuenta de que la gente de la guagua empezaba a reírse.  Al darme la vuelta, vi la causa.  Los pobres no sabían como entrar.  A la mujer no se le ocurre otra cosa que levantar la pierna para tratar de pasar por encima y, con la falda estrecha que tenía, se quedó a medias, casi en el aire hasta que finalmente el torno giró y el cuerpo se fue hacia adelante.  Al querer ayudarla, se me cayó encima y el hermano, al ver que ella se había quedado enganchada, tuvo la brillante idea de ponerse en cuclillas para pasar por debajo.  Entre las risas de la gente y mis nervios, los tres quedamos en el suelo hechos un revoltillo.  El chófer paró la guagua y unos pasajeros nos ayudaron a levantar. 
Han pasado muchos años de esta anécdota pero no he podido ni podré olvidarme jamás de los apuros que pasé ni de aquellas caritas de vergüenza que tenían los dos hermanos al ver las risas de los demás.


jueves, 4 de octubre de 2012

NO TENGAS MIEDO de Alicia Carmen




Ahora si es verdad que he metido la pata.  No sé por qué tengo que ser tan distraída y me da rabia ser la hermana mayor.  Claro, por eso mi madre, siempre tan ocupada, me ha mandado a mi a la panadería.  Pero, señor, si nos acabamos de mudar, es casi de noche y ahora no recuerdo el número de la nueva cada.  Qué fastidio, no sé si tengo que agarrar para la izquierda o la derecha, Ave María, qué susto, creo que me he perdido.  Por lo menos, la panadería la encontré y aquí tengo mi pancito divino y calentito pero la casa, sabrá Dios.  Le preguntaré a esta señora que pasa con una niña y seguro me indicará; tiene cara de buena gente.  Yo sólo recuerdo que la casa está pintada de rosa y el número no estoy segura pero creo que empieza por 7. Córchole, vale y por qué esta doña me mirará así, será porque me ve muy asustada y para completar me dice que en esa calle no hay ningún número 7.
Dios mío, dame una luz.  Si estuviera aquí mi maestra, me ayudaría.  Creo que le caigo bien.  El otro día, cando me mandó a la dirección con unas notas, seguro me puse colorada y ella me dijo: No tengas miedo, el director no se come a nadie, deja a un lado la timidez, tú puedes hacer más cosas de las que crees.  De solo pensar eso, estoy más calmada.  Respiro profundo, miro hacia arriba y veo a mi madre en su balcón haciéndome señas.  Aunque está un poco lejos, estoy tan feliz que o la oigo o adivino que me está gritando.
-¿Qué? ¿Te has perdido, verdad?
-No, que va, sólo conversaba con esta niña que es mi compañera de clase.



LO QUE NO CONOZCO de Angélica Camerino






Anoche, mi madre, luego de acostarme, fue a apagar la luz de mi cuarto y yo no quise.  No quería dormir con toda la habitación en negro.  Me miró, preguntándome: ¿aún te da miedo la oscuridad?.  No entendí la pregunta.  Es que no sé qué es el miedo.  No le respondí pero, después me atreví y le dije: ¿qué es el miedo, mamá?.  Ella sonrió. ¡Ay, qué rabia me da cuando se ríen de algo que pregunto!.  Me contestó algo así como que el miedo es una sensación extraña que nos da cuando estamos ante lo desconocido…  Yo quedé igual, sin saber qué era.  Al final, me dejó dormir con la luz encendida.
Esta mañana, he despertado muy contenta y peiné a todas mis muñecas, sentada en el suelo de mi habitación.  De pronto, ahí estaba, una cosa extraña en mi barriga hizo que volviera la mirada hacia el armario que estaba todo oscuro.  Sentí como que alguien me estaba observando y salí corriendo hacia la cocina donde estaba mi madre haciendo el desayuno.  Me senté a la mesa.  Sonó el timbre.  Mi madre fue a ver quién llamaba y, luego de asomarse por el agujero de la puerta, abrió los ojos grande, grande, como si fueran a salirse.  Se cogió la barriga con una de sus manos.  Se asomó por la ventana de la sala que da hacia la calle, mientras que seguía con los ojos gigantes, abiertísimos.  ¡Cuidado que se te salen, mamá! –pensaba yo, que no me atrevía a decirle nada de tan atenta que la veía.  Se abrazó a ella misma y regresó muy rara a la cocina.  Por las cosas que hace, me parece que se debe sentir como yo cuando veo mi armario todo negro; o como cuando me dice, en las noches, que va a apagar la luz de mi habitación para que duerma.  ¿Será que ella si pudo ver a eso que siempre me mira desde la oscuridad, lo que conozco?


NO TENGAS MIEDO! de Águeda Hernández





¡Voy a cumplir siete añitos! Estoy deseando que llegue ese día.  Vendrán mis amiguitos a la fiesta.  No tengo hermanitos, por eso hay momentos en que me siento solo y tengo miedo.  Sobre todo por las noches cuando papá y mamá me dan las buenas noches y apagan la luz para dormir.  Tengo miedo y veo fantasmas.  Cuando se lo dije a mamá lo que me ocurría me dijo:
-¡Pablo, no digas eso! Tú nunca estás solo.  A parte de tener a papá y mamá, no olvides que tienes tu ángel de la guarda que siempre está junto a ti para cuidarte.
-¡Claro, mamá!, aunque no lo veo, lo siento a mi lado.
El otro día, hablando con papá, le dije que no quería tener más miedos y me aconsejo que le diera mis miedos a mi ángel de la guarda para que los tirara en el cubo de la basura.  Seguí los consejos de papá y… ya no veo salir los fantasmas del armario y… ¿saben una cosa?, hoy, al llegar del colegio mis papás me tenían una sopresa, me prometieron que no pasaría mucho tiempo para tener un hermanito.  ¡Qué alegría!.  Cuando lo conozca, esto es lo primero que le diré:
-¡No tengas miedo!



UN DÍA EN EL PARQUE de Mercedes Álvarez





Me gustan los fines de semana porque no tengo que levantarme temprano para ir al colegio y mi papá y mi mamá me llevan al parque.  Al llegar, me encuentro con algunos de mis amiguitos, nos saludamos y todo es muy divertido hasta que… intento subirme al tobogán.  Es que siento mucho miedo, aún viendo que mis amigos suben y bajan sin pasarles nada, yo lloro y busco enseguida a papá y mamá para que estén a mi lado.  Papá me da la mano y, sin soltarme, me ayuda a subir y bajar del tobogán para que no sienta miedo ninguno.  Y, ¡magia! con él a mi lado, el miedo se va…

NO TENGAS MIEDO de Naty Cabrera







-Tengo que matarla por haberse metido dentro de la casa –escuché decir a mi padre.
Mi barriguita empezó a saltar y mi corazón hacía ¡bum bum bum!  Soy un niño de ocho años y muy valiente pero, claro, ¿si lo que entró en mi casa es un monstruo?.  Sin querer, mi garganta empezó a gritar:
-¡Socorro, socorro!  ¡En casa hay un fantasma!
Mi hermana llegó corriendo y me abrazó
-No pasa nada, tranquilo, no tengas miedo –me dijo.
-¿Cómo me dices eso, si dice papá que alguien entró en casa y lo va a matar?
-Sí cariño, pero se trata de una ratita…
-¿Tanto escándalo por una bicho tan pequeño? ¡Qué raros son los mayores, tanto miedo por … nada! – pensé yo.


ME LLAMO JANET de Maruca Zamora



Me llamo Janet, tengo siete años y soy la mayor.  Tengo dos hermanos, Juanito y Luisita y cuando mamá se va a trabajar al campo, yo los cuido.  Por la tarde, voy al cole.  Ya sé leer y escribir aunque… eso del cole ¡es un aburrimiento!, me gusta más ir a jugar a los caminos y la cueva, con mis amiguitas Ana y Andrea.  Jugamos a las casitas, hacemos comiditas…, yo soy la mamá, me gusta mandar, les digo, tráeme los cacharritos y platitos que están dentro de la cueva y no quieren ir…, les da miedo.  Yo les digo –como soy la madre –voy yo, para que vean que no hay miedos.  Mis hermanos vienen conmigo a veces pero yo no quiero porque ellos no saben jugar y me fastidian.
También me gusta mucho la Navidad.  Mi tía me lleva a la iglesia en Nochebuena para ver el Belén que ponen en el altar.  Me gusta porque se mueve: la Virgen, el Niño, la vaquita y el buey.  El Belén esta vivo pero no lo que no me gusta es rezar, es muy aburrido.  ¡Ah! lo que sí me encanta es cuando vienen los Reyes Magos.  Le pongo la alpargata amarrada al postigo de la ventana.  Yo sé que ahí dejan el regalo porque me lo dice mi mamá y ella sabe mucho.  Yo los vigilo pero ¡nunca los veo! pero, siempre, siempre, me traen mi regalo.  Este año me dejaron una cocinita y un paquete de galletas y para el año que viene le voy a pedir una muñeca porque la mía tiene la carita sucia.  La lavé y como era de cartón, se me rompió.  A ver si los Reyes reciben mi carta y para el otro año nos traen a mi y a mis hermanos un regalito porque nos portamos muy muy bien.


NO TENGAS MIEDO de Maruca Morales





Una noche, sentí ganas de orinar.  Tenía que salir fuera de la habitación para ir al baño pero, me daba miedo.  Yo me tapaba con las sábanas a ver si se me quitaban las ganas pero, nada.
-Mamá, tengo ganas de orinar –decía yo en voz baja pero, mi madre no contestaba porque no me oía.  Creo que al estar tan tapada, mi voz no salía.
Entonces, le grite a mi hermana que dormía en una cama junto a la mía y fue tan grande el susto que le di con mis gritos que se enfadó conmigo y no me quiso acompañar.  Yo me puse a llorar, claro.  Y con todo aquel jaleo, mi madre se levantó y entró en nuestro cuarto.
-¿Qué pasa, qué es todo este ruido? –nos preguntó.
-Que me estoy orinando y mi hermana no me quiere acompañar al baño…a mi me da mucho miedo ir sola
-Mi amor, no tengas miedo – me dijo  mi  madre, consolándome dulcemente – yo voy contigo y verás que no pasa nada.  El miedo se lo hace uno mismo…
-Es que mi hermana dice que hay monstruos que nos cogen por los pies,  nos llevan a un cuarto oscuro y no nos dejan salir nunca más ¿y si no te vuelvo a ver, mamá?  ¡me muero de tristeza!, por eso no quiero ir.
-Claro que sí, mi amor, aquí en casa no te pasará nada y afuera en la calle hay que tener cuidado pero nunca tener miedo.  Anda, vamos, que te acompaño al baño…
-Te quiero mucho, mamá.


¿A QUÉ HUELE EL MIEDO? de Lilia Martín Abreu




-Goyo, ¿tú sabes a qué huele el miedo?
-Claro, Luzmarina, por supuesto
-¿De verdad tú lo sabes? No te creo, dímelo por favor, ¿a qué huele?
-Claro que lo sé, porque ya soy grande. Luzmarina, el miedo huele a hospital, para que veas que sí lo sé
-¡Sííí…¿y cómo sabes eso, listillo?
-Mira, Luzmarina, cuanto tú eras un bebé y yo era más pequeño que ahora, claro, un día, tú estabas enferma con fiebre y yo te di la medicina para que te curaras.  Cuando se lo dije a mamá, ¡se puso chiflada!, con las manos en la cabeza decía: ¿qué hago, qué hago? y nos fuimos como un cohete al hospital.  Yo tenía mucho miedo porque mamá estaba llorando.  En ese lugar había un olor muy raro; yo creo que era el olor del miedo porque allí todo el mundo tenía cara de susto.  Y tú, ¿te acuerdas cuando me dio el dolor y me operaron del apéndice!  Yo tenía mucho miedo…
-Ya lo sé, Goyito
-Pues ese día, olía igual
-Goyito, ¿a que huelen los hospitales?
-Luzmarina, ya te lo dije, ¡los hospitales huelen a miedo!
-Por favor, Goyito, ¿puedes venir conmigo un momento al cuarto de mamá?
-¿Se puede saber para qué? ¡Pesada, que eres una pesada!
-Por favor, no te enfades que tengo mucho miedo.  Solo dime si el cuarto de mamá huele a hospital.
-Luzmi, ¿tú eres tonta? ¡deja de molestar! ¿cómo va a oler el cuarto de mamá a hospital?
-Goyito, ¿te cuento un secreto?. Pero, no digas nada, por favor. Sabes que yo estaba en el cuarto de mamá y pasó como una magia.  Se cayó una cosa de su peinadora y se rompió. ¡Yo no fui, te lo prometo! ¡Se cayó sola!.. fue la magia… y seguro que ahora, mamá me regaña y… por eso tengo miedo.  Y como el cuarto huele muchísimo, yo pensé que era el miedo, que olía así…
-No, hermanita, no tengas miedo, que aquí no huele a hospital, aquí huele a…¡palacio de reina!.  Solo es el perfume de mamá que se rompió.  Es… era… ese perfume que  cuando ella se lo ponía decía ¡huelo como una reina!