jueves, 31 de mayo de 2012

ESE DÍA EL MUNDO AMANECIÓ AL REVÉS de Naty Cabrera


Lo estábamos esperando, pero él decidió venir sentado.   Estuvo unos días de pié, sin embargo, todos pensamos que vendría de cabeza, como tenía que ser.  Llegó la primera semana de marzo y nada…  Como estaba tan cómodo, finalmente lo tuvieron que sacar.  El día seis, a las nueve menos cuarto, nació.  Para mi que soy su abuela, ese día el mundo amaneció al revés: todo fue carreras para coger el avión y llegar a su nacimiento.  Cuando lo vi fue tanta mi emoción y alegría que la llantina se apoderó de mí. Me abracé a mi amiga Faina, que también iba a tener una niña pronto, y afloraron nuestros sentimientos.  Abrazadas, no dejábamos de repetir: ¡qué bonito, qué bien está, qué gordito!.
Yo había vivido una experiencia igual hacía doce años; la emoción fue la misma pero no las prisas ni los agites.
A este hermoso bebé que se llama Yone, le deseo lo mejor del mundo, que siga tan bien como está, comelón y dormilón.  A él y a mi hombrecito David los quiero infinitamente, les adoro.  Ellos son mi mundo, del derecho y del revés…

MUÑEQUITA LINDA de Águeda Hernández




¡Se le ha caído un diente!. Sí, un diente que no es un diente cualquiera.  Por capricho de la naturaleza, el último diente de leche de Susi se le ha caído teniendo cuarenta y tantos años.
El caso es que como el Ratoncito Pérez le había dejado, en su momento, algún dinero a cambio de sus dientes, ella decidió comentar a viva voz, la caída de su diente, procurando que su esposo alcanzara a oírla porque, ¡claro!, que le ocurriera esto a su edad le hacía merecer un premio especial.
Esa noche puso el diente debajo de la almohada y a la mañana siguiente, en su lugar encontró un papel que cayó veloz al suelo. ¡Sorpresa!, era un cheque.  Iba a su nombre y era por 10.000 pesetas; firmado por El Ratoncito Pérez.  En ese momento estaba sola en casa y fue tanta su alegría por el descubrimiento que se puso a bailar y saltar, después de lo cual llamó a sus amigas.  Juntas decidieron pasar un día de juegos, como niñas.
Se pondrían un traje juvenil, con volantes, se peinarían con tirabuzones, irían al parque, se tirarían por el tobogán más alto, se caerían, se lastimarían las rodillas, se mecerían en los columpios, alto, muy alto, como si volaran, se quitarían los zapatos para saltar por todos los charcos que consiguieran, comerían helados de todos los sabores y colores, entrarían en todas las tiendas bonitas para comprarse todos los caprichos.  Harían todo lo que nunca habían podido hacer para sentirse por un día, princesas de un cuento de hadas o muñequitas lindas.
Susi, le dio las gracias a su Ratoncito Pérez; gracias por el día que le había brindado: sentirse niña por un día y disfrutarlo como tal.  Lástima que no le quedaran más dientes de leche.


EL ASESINO de Maruca Morales






Un domingo de verano de mediados del siglo pasado, un hombre salió, como siempre, a echar una partida en el bar del pueblo.  Por el camino, cambió de idea al ver pasar a una joven muy llamativa.  Decidió seguirla a ver dónde iba.  A las afueras del pueblo, la chica lo vio.  Se puso muy nerviosa y comenzó a gritar, diciéndole al hombre:
-Antes de que me deshonres, mátame.
Él se llenó de rabia y la mató.  Después cubrió su cuerpo con piedras para que nadie la viera.
La familia de la chica, al ver que tardaba, salió a buscarla por los caminos hasta que finalmente la encontraron.
El asesino pagó por lo que había hecho y nunca dejó de darle vueltas a la idea de que si hubiera seguido la rutina acostumbrada, echando la partida en el bar del pueblo, no hubiera cometido nunca aquel terrible crimen.



lunes, 28 de mayo de 2012

EL SUEÑO de Lilia Martín Abreu




Caminaba dando un paseo por la ciudad con mi amiga Maruca y, justo al pasar frente a una cristalera con un anuncio publicitario, ella me dice:
-Esther, amiga, esto es cuanto necesito
Sin más, nos adentramos en el local pidiendo información.  Con ella salimos y Esther con un propósito y una ilusión por cumplir.
Su fuerza y constancia sería el primer paso a seguir, el número dos, era comprar una hucha pues le hacía falta mucho dinero.  Compró un hermoso cerdo que tenía que engordar con bastante premura si quería realizar su sueño.  El tercer paso consistió en buscar un sueldo extra, el cuarto fue seguir una dieta rigurosa y el quinto hacer ejercicios hasta desfallecer para estar divina de la muerte.
Los pasos seis y siete fueron bastante duros ya que estaba pluriempleada; trabajaba de camarera y canguro, hizo reuniones de tapper sex y hasta  confeccionamos un calendario sexi para vender.  Yo posé junto a ella para ayudarla.  Fui el mes de mayo y salí en medio de una playa con el sol acariciándome la piel.  Maruca fue abril y salía toda cubierta de flores.
El paso ocho fue un tanto complicado.  Tenía que sacar dinero de debajo de las piedras si era necesario, así que vendimos la ropa que ya no nos quedaba bien por tanto ejercicio que habíamos hecho.
Hoy, nueve meses después, me encuentro en un saloncito amueblado con sencillez pero muy acogedor, mientras observo a Maruca desde el otro lado de la mesa, mientras ella rompe la hucha: el paso nueve.
El diez es contar el dinero y ver como su cara se va transformando al contemplar que sus esfuerzos no han sido estériles; ver en su rostro reflejos de esa independencia y bienestar que da el dinero.

 Tanto sacrificio tiene su recompensa.  El sueño de Maruca es ponerse unas lolas talla 100, copa D.  Sí unas hermosas y turgentes tetorras.
El paso once es ver realizado el sueño. No tiene precio, ver su cara de felicidad, después de una vida repleta de complejos.  El doce será disfrutar de su sueño y seguir sembrando las semillas para que sus sueños sean más grandes que sus miedos.

RECORDANDO UN GRAN DÍA de Nina Padrón Barbuzano

El día 6 de agosto
en nuestra mente perdura
el haber zarpado a El Hierro
llenas de amor y ternura
para presentar un libro
que con tanto amor hicimos,
repitiendo la experiencia
que en La Cuesta ya tuvimos.
Espero nos salga bien
y que la gente comprenda
que es un orgullo muy grande
para las que lo presentan
ensalzando a nuestra isla,
nuestros pueblos y rincones
y los que aquí hemos nacido
brota en nuestros corazones.
Y las que no son de aquí
que con amor participaron
espero que nunca olviden
a este terruño sagrado
y con los brazos abiertos
gracias muchísimas gracias
les damos de corazón
por venir a nuestra tierra
con orgullo, paz y amor

UN POTAJE de Esther Morales




Meditando toda la semana sobre cómo describir un mundo al revés, la tarea del taller de narrativa esta semana, no se me ocurre nada, no me viene ninguna idea a la mente.  Entonces, al ver las noticias por televisión: todas malas, negativas, llenas de catástrofes, crisis, crímenes, corrupción, peleas, devastación, miedo…, no puedo dejar de comparar nuestro mundo con un gran potaje.  Hay tanto desequilibrio a todos los niveles que difícil es creer que alguien pueda ponerle el cascabel al gato, que alguien pueda poner en orden este mundo al revés.
Tal vez ayude que cada uno de nosotros busque su propio equilibrio, haciéndole frente a la vida, transmitiendo lo mejor de nosotros mismos a nuestro alrededor: amigos, compañeros.  Sobre todo a nuestros seres más queridos, nuestros hijos, enseñándoles valores y pautas a seguir para que ese gran potaje que es hoy la vida, sepa mejor en generaciones venideras.
No sé si algún día llegue a degustarlo, pero ese es mi deseo.

LA CARTA de Maruca Zamora




Llevaba mucho tiempo esperándola.  De ella dependía toda su vida y la de su familia.  Cuando llegaba el cartero al pueblo, ella salía corriendo para ver si al fin había llegado la carta y su desencantó era mayor cada vez que regresaba a casa sin ella.  ¿No se habrá olvidado de mi?, me lo prometió y no quiero creer que me mentía.  El día que llegaba a la isla el correíllo, sabía que el cartero vendría al pueblo y  no veía la hora de su llegada, llena de esperanza esperaba la carta y por eso la desilusión era enorme cuando descubría que tampoco aquella vez había llegado.
Pasados unos cuantos meses de espera, al fin, llegó la carta.  Lloró de alegría, cantó, rió, no cabía en sí de alegría.  Finalmente empezaría a encaminar su vida porque la promesa que un día le hicieron estaba a punto de cumplirse.  Dejaría atrás parte de su vida para empezar otra muy lejos de allí, confiaba en que fuera aún mejor de la que había vivido hasta ahora.  La carta que tenía en sus manos era la carta de llamada que le enviaba su esposo.  Era el requisito indispensable para reunirse con él en aquel próspero país donde él la esperaba.  Pronto estarían juntos y la espera habría terminado.

CRIMEN Y CASTIGO de Naty Cabrera





Sonó el teléfono y a través de él escuché:
-Mi padre sufrió una caída y murió-
Cuando llegué a casa de mis primas, las encontré rotas de dolor. Poco después, a solas con una amiga en la cocina, ésta me comentó:
-Lo peor está por llegar.  No se cayó; lo mataron.
Y así fue cómo me enteré de aquel horrible crimen, antes que sus propias hijas.
Lo mató su mejor amigo, no sé de cuántos hachazos.  El hacha la encontraron en posesión del homicida que lo único que decía es que había pasado el día con su amigo.  El resto sólo lo conoce él pues dice recordar sólo una parte de la historia y como se trata de alguien de avanzada edad, todo quedó ahí, mientras que la familia del muerto sigue sufriendo por la ausencia de su ser querido y por todo lo que tuvieron que pasar a raíz de este trágico suceso.
No todo crimen tiene su castigo.

LA FOTO de Ana R. Benítez




Me desperté en un baño de sudor y con tal grado de agitación que notaba como el corazón me golpeaba en el pecho.  Sin embargo, pronto me sentí aliviada al comprobar que no seguía soñando.  Mi mente intentaba recordar qué me había provocado tal estado…  Había soñado con mi padre, fallecido unos meses atrás y en el sueño, él estaba muy enfadado conmigo por no haber retirado una fotografía suya que yo aún conservaba sobre la cómoda de mi habitación.  Esa fotografía nunca le gustó porque aparecía muy deteriorado, pues fue sacada en los últimos meses de su vida.  Con insistentes reproches, mi padre insistía en preguntarme por qué no me había deshecho de ella.
Mi mirada se volvió gélida al dirigirla hacia la fotografía y ver que ésta se encontraba colocada boca abajo.

EL SECRETO DE RAQUEL de Naty Cabrera





Al encontrarse con aquel precipicio, el cuerpo de Raquel empezó a temblar. ¿Qué hacía allí? ¿Cómo había llegado?. En medio de tantas preguntas y pensamientos, de pronto recordó que era el día de su boda. ¡Qué cobarde era!.  Javier  estaría esperando en la iglesia.  Al pensar en eso, el miedo se apoderó de ella. ¿¡Cómo había podido tenerlo engañado más de ocho años!? pero… ¿cómo hablarle de aquel terrible secreto? ¿cómo contarle que había participado en aquel atraco?.  Jamás se enteraría.  En medio de aquella convicción, Raquel escuchó una voz familiar a sus espaldas que le decía:
-Raquel, vamos que llegarás tarde a tu boda…

jueves, 24 de mayo de 2012

LA TARDE EN QUE CANTARON LAS MARIPOSAS de Ana R. Benítez





Penélope tenía un sueño que se iba cumplir: viajar al mundo vecino de La Tierra, a Felicidadniápolis.  Eran tantas las cosas asombrosas que le habían contado que ahora, por fin, iba a ser testigo de ello.
 No daba crédito a lo que iba descubriendo: había palabras que no existían en su diccionario, palabras como guerra, hambre, despotismo, corrupción, delito, egoísmo, avaricia…; y en cambio, vocablos que la La Tierra habían desaparecido y que allí eran indispensables para sobrevivir, como si del oxígeno se tratara.  Estos eran: el sentido común, acompañado de la honestidad, la humildad, la lealtad, el compromiso, la amistad…  Hacía tanto tiempo que no las oía que Penélope había olvidado su significado.
Todas estas palabras eran declamadas bajo un cielo nítido y puro, desde el que se avistaba una gran llanura llena de amapolas y girasoles de todos los colores del arcoíris.  Con suaves movimientos, giraban de un lado para otro, como si bailaran al son de una melodía que Penélope no sabía de dónde venía.  Esa tarde, en esa llanura, no veía a nadie, sólo una banda de mariposas que revoloteaban alrededor de las flores.  Fue cuando se dio cuenta de que en aquel mundo de paz y sosiego hasta las mariposas podían cantar.

LA INTRUSA de Lilia Martín Abreu



En una calurosa noche de verano, don Manuel y doña Gertrudis dormían plácidamente cuando, de pronto, él despertó dando unos alaridos aterradores que sobresaltaron y preocuparon a doña Gertrudis que, insistente, repetía:
-Pero, ¿qué te pasa? hombre, ¿qué es lo que tienes? por favor, no me asustes, Manuel.
Él sólo chillaba como un endemoniado con las manos en la cabeza.
Con semejante escándalo, se despertaron los vecinos que llegaron en su auxilio, llevando a don Manuel a Urgencias.  Él no dejó de berrear por todo el camino.
Pasadas unas horas, doña Gertrudis, ya había rezado dos rosarios con sus respectivas letanías para salvar el alma de Manuel, porque seguro que un espíritu maligno había tomado posesión de ella.
Cuando salió don Manuel por la puerta de Urgencias, con una calma y serenidad aplastante, portando en las manos un frasquito, al verlo con tal entereza, doña Gertrudis pensó que habían sido los rosarios más efectivos que había rezado en toda su vida.
Los vecinos, que esperaban interesados, preguntaron extrañados qué había pasado y don Manuel mostró el frasquito como quien muestra un trofeo, al tiempo que les decía:
-Todo fue culpa de esta intrusa, esta maldita chiripa

MIGUEL PESCA ILUSIONES de Maruca Zamora





Sentado en la terraza de su casa, Miguel contemplaba el mar donde solía ir con sus amigos a pescar.  Estaba indeciso pero, aunque el mar estaba picado, la fuerza de la costumbre le hizo decidirse; cogió la caña y salió rumbo al mar.
Se sentó en una roca que le era conocida y caña en mano, se dispuso a esperar que un pez picara.  Así permaneció mirando fijamente al mar, como hipnotizado.  Meditaba que si pudiera se iría a otro pueblo, se compraría un coche para llevar a Rosita, su esposa, a pasear por la ciudad, le compraría ropa bonita, la llevaría al cine, a fiestas, bailaría, se reirían.  Pensaba lo bonito que sería irse lejos, viajar a otros países en un trasatlántico o en avión, conocer otras costumbres, otras formas de vida. Miguel se llenaba de ilusión de sólo pensarlo y de pronto, se encontró en una calle muy larga, llena de luces, jardines de flores multicolores, escaparates de tiendas de ropa, zapatos, comida, gente que caminaba por todos lados.  Iba con Rosita de la mano y le asombraba todo lo que veía, sentía estar en otro mundo.  Vio a lo lejos una iglesia que siempre había soñado ver de cerca y una plaza muy grande llena de miles de personas que estaban oyendo misa.  Miguel se detuvo y pensó en la ilusión tan grande que sentía escuchando hablar al Santo Padre.  Por fin, había ido a Roma y en plena emoción, el sueño se esfumó. 
Un pez había picado y al moverse, la caña lo sacó de su ensoñación.  Miguel seguía cerca de su pueblo, sentado sobre una roca, a la orilla del mar, con su caña en la mano, pescando ilusiones.

REENCUENTRO de Esther Morales




Blanca comienza a leer un libro de relatos que le regalaron sus amigas por su cumpleaños.  Va en el tren camino a su trabajo.  De pronto, le sorprende ver entrar al vagón a un hombre con gabardina y sombrero negros.  Se parece a Pedro Navajas, el de la canción, piensa pero, no, no era él.  Era un viejo amigo que conoció en su juventud.
Muchos años habían pasado sin verse pero no pudieron dejar de recordar la primera vez que se conocieron.  Ella era una niña asustadiza que nunca había hablado con una persona de color y al verlo, sin siquiera dirigirle una palabra, pegó una carrera hacia su casa con el corazón galopando de miedo. Y es que el gusto de Pablo era vestirse de negro  de pies a cabeza.  Eso unido a su color tostado, le hacía parecer un cuervo.
Pasados los años, aquel reencuentro en el tren, les llena de alegría y recuerdan aquel primer encuentro como una anécdota divertida.  Blanca no tiene inconveniente, esta vez, de llenar de besos y abrazos a aquel cuervo fiel a sus gustos por lo negro y oscuro que era Pablo.



FANTASMAS de Clotilde Torres





La luna entraba por la ventana. Al poco tiempo, los perros comenzaron sus ladridos; aullidos que hacían temblar de miedo.
Él, arrellanado en su butaca, junto a la chimenea donde el fuego chisporroteaba calentando aquella lúgubre estancia, no pensaba en otra cosa que en terminar aquel libro que estaba leyendo.  De vez en cuando, mojaba sus labios con maravilloso licor que tenía sobre una mesita cercana.
De pronto, oyó aquel ruido infernal que hacían sus perros  y tiró del cordel de la campana.  Inmediatamente, apareció el mayordomo; un hombre enjuto, frío y con una vestimenta horrible que daba tanto miedo como el ladrido de los perros.
-¿Qué les pasa a los perros?
-Señor, presienten la muerte, la angustia que está viviendo su padre en su lecho de muerte.
-¿Cómo va a ser eso, si mi padre falleció hace treinta años?
De pronto, se le cayó el libro de las manos.  Fue suficiente para despertarle.  Todo había sido un sueño.



EL INTRUSO de Águeda Hernández





En una noche veraniega, en una reunión de amigos, se termina hablando del pasado. Es como una tradición.  Esta vez fue Linda quien contaba lo siguiente:
“Tenía yo doce años cuando perdí a mi amiga, mi primerísima mejor amiga.  La perdí y nunca más la encontré.  Lucy era una niña especial.  Buena parte del tiempo que compartimos, lo pasamos en el huerto trasero de mi casa, donde había un columpio perfecto; alto, grande y muy bien afianzado al suelo, como que era artesanal, claro, hecho por las manos de algún abuelo.  Desde muy temprano, nos turnábamos: una empujaba, la otra se mecía, más y más alto y así sin parar.
En una ocasión, ya era casi de noche cuando la mamá de Lucy le gritó que volviera a casa de inmediato para ver lo que su padre le había traído.
-Mamá, está bien, ya voy- le respondió
Caminamos juntas y cuando al fin llegó a la puerta de su casa, se volvió sonriendo, me hizo una seña con el pulgar hacia arriba, como hacen los campeones, entró, cerró la puerta de malla, ¡zas!.  Aquel fue el último día que jugué con Lucy.
Iba a buscarla todos los días a su casa y era su madre quien salía siempre para decirme que Lucy no podía salir, que estaba muy ocupada para jugar.  ¿Qué cosas podían separar a tan buenas amigas?.  Era imposible.  Su pulgar me había confirmado que todo estaba bien.  Lloré y lloré.
Quizá nunca hubiera sabido lo que ocurrió, si una mañana después no hubiera oído a mi madre hacer un comentario a mi padre:
-Tal vez la niña se consuele de la ausencia de Lucy, si adquiriéramos también un televisor…
-¡¿Un qué…?!- exclamé yo
¿Qué rayos era un televisor?.  Yo era tan lista que, inmediatamente, deduje que el padre de Lucy había llevado a su casa al intruso, ese intruso llamado televisor.  Fue así como supe la causa de la ausencia de mi amiga.  El intruso televisor se la había comido.  Debía haber sido terrible y mis padres querían comprarme uno. Asustada, llena de miedo, pensaba que de seguro ellos ignoraban lo que el televisor era capaz de hacer.
-El televisor se come a la gente- les advertí-.  El intruso no se irá de nuestra casa.
-No, Linda- me respondió mi madre riendo- ¡No se come a la gente!, te va a encantar tener uno, igual que a Lucy.
Pasado un mes de esto, al llegar a casa después de jugar sola en el columpio, vi una caja vacía en el piso del salón. Al levantar la cabeza, justo frente de mi, lo ví. ¿Qué ven mis ojos?. Sí, el intruso instalado en mi casa.
Traté de huir y me encontré a mi madre que estaba riéndose de mi reacción:
-¿Ves?-me dijo-.  La televisión no se come a la gente.
-Quizá no, pero la cambia- le dije. 
A nuestra familia sí la transformó para siempre.  Dejamos de cenar en el comedor cuando mamá descubrió las bandejitas individuales, idóneas para comer frente al televisor.  Ya no conversábamos, el televisor tenía la palabra. Ni al acostarme por las noches, escuchaba a mis padres hablar juntos en su dormitorio, ni sus voces me arrullaban hasta quedarme dormida.  Con doce años yo podía haber estado trepando a los árboles, montando en bici o seguir esperando a que mi amiga volviera a jugar conmigo en el columpio, pero desde que llegó a nuestra casa el intruso, la vida giraba alrededor de de una caja de 19 pulgadas.
Y sí, de mi amiga Lucy no volví a saber nada.


jueves, 17 de mayo de 2012

NOCTURNO de Angélica Camerino







Esta oscuridad es agradable.  Entro en un bar, un barraquito, por favor.  Para cuando salgo, ya la noche es dueña y señora de la ciudad.  Ella me protege, con su manto negro, de las desacertadas intromisiones; me oculta.  Cuando llega con su total plenitud, sé que es el momento de empezar mi trabajo.  Me deslizo por las calles silentes y nadie puede intuir mi presencia.  Por fin encuentro, con éxito –como siempre– lo que busco: todo apagado, ni un alma.  Ya debe estar por llegar a su casa, desprevenida…

LA VENGANZA de Clotilde Torres




Yo soy Sol, la mejor amiga del novio aunque he de confesar que en otros tiempos fui algo más que eso.  Éramos la envidia del colegio y según fuimos creciendo, la envidia del instituto, con el tiempo, los amantes perfectos.  Nuestros padres ya nos veían casados y ellos llenos de nietos.  Fue al terminar la carrera y empezar a trabajar, cuando ella se interpuso entre todos nuestras ilusiones; esa es Sonia.  Poco a poco, ocupó mi lugar en su corazón, a pesar de lo cual, nunca dejé de ser su amiga.  Por eso, hoy le dije a mi madre:
-Vete a la iglesia una hora antes, vas a ver como esa lagarta se queda compuesta y sin novio. 
-Hija, déjalo ya, el tiempo se encargará
-No, mamá, no.  Él no merece lo que ella es.

En la despedida de soltero, estaba mi venganza.  Cuando me enteré donde se celebraba, le pedí a una de las chicas, que por cierto, es compañera de la novia, que quería hacerle una broma a mi primo, que no lo dejara salir del piso hasta el lunes.  Le di la cantidad acordada; ya ella se encargaría de que fuese así, pues es una profesional del sexo.

EL GALLO de Lilia Martín Abreu




En un pequeño pueblo de muy pocos habitantes, se desgranaban las primeras horas de la tarde de un día de otoño, cuando empezó a cantar un gallo en el corral de doña Gertrudis.
A toda la población del lugar, que se hallaba en sus labores diarias, le vino una sombra de preocupación al escucharlo y en todo el entorno, se instaló un tenso silencio.
El poblado era un sitio con mucho encanto, con casas hacinadas como en racimo por lo que todos los habitantes podían escuchar el canto del gallo de doña Gertrudis que, cuando cantaba a deshora era un mal augurio.  Cuando esto ocurría, siempre llegaba una mala noticia o alguien moría.  Todos lo sabían con certeza y se echaban a temblar, en espera de no ser el elegido. ¿Cuál sería esta vez? ¿A quién le tocaría? 

EL PADRE DEL NOVIO de Esther Morales





El padre del novio, un caballero de setenta años, divorciado y picaflor, además de guapo y elegante, se había comprado un traje para la boda de su único hijo.  Estaba ilusionado y emocionado como si fuera él quien se iba a casar.
Después de larguísimos, casi eternos minutos de espera, al observar que su hijo no llegaba, exclamó:
-¡Mi hijo no puede hacerme esto! ¡Cómo no venga, le robo la novia y me caso yo con ella!

jueves, 3 de mayo de 2012

CRIMEN Y CASTIGO de Angélica Camerino





CRIMEN Y CASTIGO  



Cuando la noticia llegó a mis oídos, ya era bien conocida en toda la ciudad.  La Rotunda, el gran edificio empresarial, en lugar donde todos, incluso los que no han nacido aún, deseamos trabajar, estaba ofreciendo una vacante para un cargo.  En realidad, nunca mencionaron qué compañía lo ofrecía, ni especificaron las características del puesto, sin embargo todos los ciudadanos ardíamos al unísono bajo un mismo deseo: obtenerlo a como diera lugar.
Inmediatamente, comencé a llamar a todos los conocidos que trabajan en este lugar.  Les pedí más información sobre cómo participar en el proceso de selección, o a quién sobornar, llegado el caso, para hacerme yo con el premio.  Y no exagero al catalogarlo como tal, no en vano La Rotunda, en general, es un misterio para todos, pero un misterio en el cual todos deseamos participar al precio que sea.  No me detendré en los detalles, sólo les diré que me hice con el puesto.  Me avergonzaría confesar todas las artimañas con las que obtuve el cargo, gracias a lo cual logré incluso arrebatárselo a alguien que, estoy convencido, se lo merecía mucho más que yo.
Había cometido un crimen, ignorando para qué, y sus probables consecuencias.  Me desesperé sólo por seguir rumores; lo que todos dicen y, si todos lo dicen, debe ser más que cierto.  Al final obtuve un lugar donde nadie me necesita y donde no aprenderé nada nuevo.  Fui capaz de desplazar arbitrariamente a alguien para entrar en un sitio al que no pertenezco y que se ha convertido en mi cárcel.  He cometido un crimen y ese crimen es al mismo tiempo mi castigo.  Ahora, un verdugo supervisa que permanezca eternamente aferrado a mi escritorio y siempre blande sobre mí su afilada guadaña.

LA ILUSIÓN DE MIGUEL de Clotilde Torres




Miguel se dirige al río, como todas las tardes.  En su mochila lleva la merienda y un libro; le gusta mucho leer.  Cuando era pequeño no pudo ir al colegio porque estaba a muchos kilómetros de su casa.  Su madre se dedicaba a las labores del hogar y ayudaba a su esposo en los trabajos del campo pero, pese a estar tan ocupada, siempre reservaba dos horas de la mañana a la educación de su hijo.
Cuando Miguel se hizo mayor, ya pasaba por la aldea un autobús y fue así como pudo comenzar su educación escolar. Para él supuso una gran ilusión compartir las clases con otros chicos de su edad.  Gracias a la ayuda de su madre, cuando el maestro preguntaba, él respondía todo.  Estaba muy orgulloso de su madre porque la mejor de las maestras durante aquellos años en los que no pudo asistir al colegio.
Un día le prometió que él también sería maestro algún día, para enseñar a los niños que vivían lejos de las ciudades.  Es por eso que hoy Miguel se dirige al río para merendar y leer.  Se han cumplido sus ilusiones; es el maestro del pueblo y tiene ocho alumnos que van con él hacia el río.  Juntos, juegan y comentan el libro que están leyendo.

LA HEROÍNA de Esther Morales Fernández





Al amanecer de aquel día de julio, todo el mundo estaba en la calle, esperando a que Sara llegara  triunfante de su viaje.  Se había convertido en la heroína del pueblo, su estrella más luminosa.  Sus padres no cabían en sí de gozo y orgullo.  Desde luego, tenían motivos; no todos los días se gana una medalla de oro en Las Olimpiadas.

LOS SUEÑOS DE MIGUEL de Lilia Martín ABreu







Miguel pesca ilusiones en un mar de sueños.  Siempre fue así; un soñador de imposibles.  Luchador incansable para lograr sus metas y cumplir sus sueños; su vida nunca ha sido fácil, perennemente sembrada de injusticias, sólo por tener la desdicha de haber nacido en un país pobre.
Los recuerdos de su vida pasean por los pasillos de su mente, mientras la expresión de su rostro se va transformando al recordar el día cuando, aún siendo un niño, las circunstancias le obligaron a subir a una patera, en busca de un futuro mejor.  Como equipaje llevaba la ilusión y como compañero de viaje, la congoja por lo que dejaba atrás.
En las oscuras noches de travesía, conoció el frío junto con una soledad imperiosa, que le hizo sentir nulo frente a un mar que le pareció interminable y lleno de sombras.  Con el miedo clavado en las entrañas, él solo se encomendó a Alá, porque aquel mar negro y profundo, podía ser la puerta a un mundo de esperanza o quizá, su propia tumba.
A Miguel, la angustia le castiga en su interior al recordar las miserias que le ha tocado vivir.  Completamente explotado por el patrón y perseguido por la justicia, como si fuera un delincuente, sólo por estar indocumentado.  Le ha tocado vivir una existencia llena de carencias y de ausencias; pese a lo cual nunca ha abandonado sus sueños.
Le reconforta pensar que sus esfuerzos no han sido estériles porque él siempre ha sido de la convicción de que el mundo y los logros son de los que arriesgan y él lo ha arriesgado todo por alcanzar sus sueños, aunque a veces esos sueños sean imposibles de alcanzar.

MIGUEL PESCA ILUSIONES de Alicia Carmen





Pues sí, siempre he sabido que su cabecita está llena de ilusiones.  Espero que se le realicen todas, sin embargo yo opino que en nuestro camino a veces se cumplen y otras muchas se derrumban como un castillo de naipes. ¡Qué pena que así sea pero es la realidad!.
Tal vez hoy me expreso así, un poco incrédula, algo negativa pero, es que el día amaneció triste con negros nubarrones y las noticias, mejor no comentarlas.  Esto no ha ayudado mucho.
Volviendo a Miguel, diré que han pasado los años y él sigue pescando ilusiones y yo me admiro de eso pues en mi caso no veo las cosas con el mismo prisma.  Realmente no me importa si Paris está más hermosa que nunca, si Hawaii tiene olas más maravillosas o si en Dubai atan los perros con longanizas.  Tampoco el jamón serrano me dice nada, entre otras cosas porque no me sienta bien, ni los pasteles de chocolate.  Y, conociendo la vida de Miguel, como diríamos, agridulce, siento cierta envidia pues a pesar de los tanganazos recibidos, sigue teniendo intactas sus ilusiones.

PESCANDO ILUSIONES de Ana Rosa Benítez Hernández




Acrílico de Pintora Costarricense  Rosmary Vega

Miguel pesca ilusiones con su vieja caña.  Pescó un trabajo y lo despidieron.  Pescó a una mujer y lo abandonó.  Pescó una casa y el banco se la quedó.  Pescó amigos y lo traicionaron.
-Pierdo todo lo que pesco- pensó Miguel-.  Algo tengo que cambiar.
Meditó y meditó y finalmente decidió jubilar a su vieja caña.  Empezaría a pescar con red a ver si podía mantener las ilusiones intactas.

FELICITACIÓN CUMPLEAÑOS DE AMIGAS DE NARRANDO CADA JUEVES




Resplandece en el cielo
Se mezcla con las nubes
Aterriza en la tierra
Penetra en las entrañas
de una madre feliz
Que sus latidos siente
El mes se acerca
El día trece nace
Se convierte en poeta
Enseñando a su gente
A compaginar las letras
Para decirle este día
¡Felicidades maestra!


Autora:  Nina Padrón Barbuzano  en nombre de todo el Taller