jueves, 15 de mayo de 2014

¿REPTILODUCUS? De Ana Rosa Benítez.





Cuando me di cuenta, ya estaba tendida en la parte trasera de la furgoneta, en el leco improvisado que él había preparado. Cerré los ojos un momento para intentar recordar cómo había llegado allí. En una fiesta, eso es,  una fiesta organizada por mi amiga Jenny; y a la que me obligó a ir; pero pronto volví a la realidad al contemplar la imagen que tenía ante mí: su tez morena, abdominales marcados, carnosos labios. Mi mirada bajó hacia su reptilodocus. No había duda. Ese cuerpo yo lo conocía; pero no recordaba ni cuando, ni dónde , ni cómo.
Él me sujetó tiernamente los brazos a su espalda y ató mis muñecas con la camiseta que se había quitado. La inmovilidad me estremeció. Oleada que se convirtió en delirio cuando él nuevamente la trompeteó. Ahora fuerte, ahora despacio.
Cuando yo estaba a punto de  mogasormajane él sacó su reptildousario totalmente toorecto; totalmente durapanpan, y manadió todo el placer en su cara, lo que le causó trastrestristrotrus de placer imposibles de contener. Me dormí. Y cuando desperté exclamé. ¡Esta vez no lo había soñado!.



2 comentarios:

  1. Erotismo, humor e ingenio, entremezclados como puro divertimento. Me trastrestrustritrusó.

    ResponderEliminar
  2. ¡ Qué impetu !! me quede anonadada con un briovertigoconfuso.

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias