martes, 4 de noviembre de 2014

LOS DIENTES Maruca Morales




         Verdad es que de ilusiones también se vive.  Uno se pasa la vida anhelando muchas cosas.  Cuando los hijos son pequeños, observando todos los días para ver cuando les salía su primer diente, después cuando llegan las muelas y luego la felicidad de verlos todos juntitos y completos.  Luego, el niño crece y se le comienzan a caer los dientes y uno vuelve a vivir la ilusión de la sorpresa que dejará el Ratoncito Pérez bajo su almohada, sin que el niño se entere.  Divertido es ver su cara cuando encuentra unas monedas al día siguiente y oyes como se pregunta por dónde habrá entrado, si por la puerta, si por la ventana, ¡todo es una fiesta!.  Y luego a esperar que se le caiga el próximo diente.  Así vivimos, ilusión tras ilusión.
         Claro que, si a los niños se le caen los dientes y le vuelven a salir, a uno como mayor si se nos caen, ya no regresan y lo única salida que nos queda es ponérnoslos postizos.  Postizos pero bonitos y, qué más da, lo que importa es tener dientes.  Lo malo es que en este caso el Ratoncito no nos visita.



1 comentario:

  1. Pues sí, así como los dientes nos acompañan toda la vida, reales o postizos, del mismo modo nos debemos hacer acompañar de la ilusión, y si no la tenemos ¡¡nos la inventamos!!

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