martes, 4 de noviembre de 2014

DIENTES Lali Marcelino






         A veces, no siempre, son los culpables del tamaño de nuestra sonrisa.  Blancos, amarillentos, montados, separados, pegados, grandes, pequeños, sobresalientes, escondidos; aun así, algo común los une.  Son los responsables de que nuestro estómago se resienta o funcione bien.  Entre ellos deben ponerse de acuerdo en qué se les resiste de todo lo que pasa por la caverna bucal.  Su sensibilidad es altamente delicada: frío o caliente puede causar estragos entre ellos, igual que materiales o alimentos con resultados agresivos y con el consiguiente deterioro.  El mensaje que recibimos de ellos debe ser:

         –¡Cuídennos por favor!, defenderemos el territorio como si de soldados se tratara, ante un enemigo constante.



1 comentario:

  1. Bienvenida al taller!!! He de decirte que, partiendo de lo que he leído, prometes como narradora. Buen uso del lenguaje

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