Tuvimos que liarnos en
la compra de un coche nuevo porque, después del accidente, nuestro medio de
transporte no sirvió para nada más.
Perdió la vida mi ex,
que iba con nosotros –mi pareja actual y yo– a una reunión familiar para
celebrar, aparte de mi cumpleaños, la llegada de mi hija después de cinco años
viviendo en América. Evidentemente, el
encuentro nunca se dio; mi pareja y yo terminamos en el hospital y mi ex en el
tanatorio.
La pena por la pérdida
de su padre y la preocupación por mí, hizo que mi hija esperara unos días,
después de mi salida del hospital, para
hacerme entrega de un sobre, regalo de su padre por mi cumpleaños. En su interior encontré una nota con unas
palabras llenas de cariño y unas llaves…, llaves que abrían un coche que debía
recoger en un concesionario.
Este sorprendente hecho
me impresionó: ¿cómo supo él que yo iba a necesitar un coche?
Hechos tremendos contados con una distancia inquietante. Eso, además de la historia en sí misma, hace que el lector construya cábalas sobre lo relatado, intuyendo que es algo más que la narración de una premonición.
ResponderEliminarInteresante ver como un mismo comienzo, te llevó a dos versiones tan distintas. Buen ejercicio.