jueves, 20 de noviembre de 2014

COSAS DEL AMOR Maruca Zamora


         –¡Sinvergüenza, atrevido! –oí gritar bajo mi ventana.
         Al asomarme, vi una pareja que discutía acaloradamente.  Luego, caminaron calle abajo y pronto dejé de escucharlos.

         Me quedé en la ventana, contemplando el paisaje; los árboles y los jardines de la placita que tenía frente a mi casa, donde todas las tardes me sentaba a charlar un rato con mis amigas.  De pronto, me fijé en una pareja que estaba en plena discusión.  No oía sus palabras, pero sus gestos les delataba, pues se manoteaban, se tiraban de la ropa, incluso se intentaron patear.  Me preocupé, así que estuve observándolos por un rato.  Transcurridos unos minutos parecía que empezaban a arreglar sus diferencias, poco a poco se fueron calmando, por lo que concluí que aquella vez el agua no llegaría al río.  Los que antes peleaban, ahora se hacían arrumacos, se besaban, se abrazaban, tal parecía que no había pasado nada.  Así es el amor, sentencié.  Observé como los dos caminaron juntos un rato, uno al lado del otro, y luego levantaron vuelo hacia un árbol cercano, acurrucándose los dos en su nido.


1 comentario:

  1. ¡Qué bueno! Nos supiste engañar hábilmente para sorprendernos con un final inesperado, de esos que nunca dejan indiferente al lector

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias