miércoles, 5 de marzo de 2014

NUEVO PINOCHO de Eva Sacramento

Érase una vez Desert Express, un tren donde guardaban los juguetes rotos para llevárselos a los Reyes Magos.  Arreglaron todos, menos uno porque le faltaba un montón de piezas.  Así que Melchor, el mayor de los Reyes Magos, entró en una carpintería donde vivía un anciano solitario y a él le entregó el juguete.  El anciano enseguida se dio cuenta de que le faltaba la nariz, un brazo y una pierna.  Trabajó en la madera durante horas y luego, con sus propias manos, le colocó las piezas que le faltaban.  Al terminar y ver lo que era, sintió nostalgia, porque era un niño de madera precioso.
Cuando el Rey regresó a buscarlo, al verlo, no quiso recogerlo.  Le dijo al anciano carpintero que le pusiera un nombre.  Pinocho, dijo él, y entonces el Rey Melchor lo convirtió en un niño de verdad y allí se  quedó Pinocho con el anciano, cantando una canción:
Pinocho fue a pasear
Al río Guadalquivir
Se le quedó la caña
Y pescó con la nariz
Cuando llegó a su casa
Nadie le conocía
Tenía la nariz
Más grande que un tranvía

Vía, vía





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