jueves, 5 de marzo de 2015

Y ENTONCES, SE MARCHÓ. Águeda Hernández





Hace años me lo contó; hoy es feliz.
Mamá, David y yo hemos decidido vivir juntos, anunció desafiante mi obstinada hija de 18 años a la hora de la cena. Su novio estaba a su lado. Al oír sus palabras, el corazón me latió con más fuerza y sentí que se me encogía el estómago. Fue uno de los momentos más tristes de mi vida. ¿Cómo podía convencer a mi hija de que tal vez estaría cometiendo un terrible error?. Miré a mi hija, la vi tan niña, pensé no tendría la fuerza para esa responsabilidad y me salió la pregunta. ¿Habrán pensado en la posibilidad de que quedes encinta? Mi hija miró con cierta vergüenza a su novio, y reconoció que no habían previsto esa posibilidad.
Realmente no me importa lo que piensen papá y tú. Tendrán que aceptarlo. De pronto busqué con la mirada a mi esposo que aún no había dicho ni mu, respaldado en su butacón con los ojos entreabiertos, señal de que no quería ver pero estaba viendo, no pude más y grité ¿JOSE!  ¿Por qué no hablas? Dile algo a tu hija. La responsabilidad no es sólo mía. Se levantó, y sin mirarme me dijo ¿Tú lo estás haciendo muy bien? Y te digo más, los hombres inteligentes saben cuándo quedarse callados. Cogió sus llaves y cigarrillos…y entonces, se marchó.





1 comentario:

  1. ¡Qué chispa tienes! Me encanta como la trasladas a tus relatos, siempre ingeniosos y divertidos, aunque no exentos de dosis de realidad.

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias