martes, 3 de marzo de 2015

ÉL NO FUE INVITADO Maruca Zamora.



            Él no fue invitado, pero llegó un día. Me lo trajeron dentro de una caja. Era tan pequeñito, desnudito y con los ojitos cerrados. Estaba tan encogidito en el fondo de una caja que daba penita verlo, le llamaremos “Corazón” le dije a los niños, y cómo le damos de comer, me preguntó Luisito, debería estar con su madre pero como no está le daremos algo nosotros. Como si comprendiera que tenía que comer, se dispuso a ello. Le di como pude, con un tetero de juguete; me asombró que tomara leche pero fue lo que se me ocurrió en ese momento.
            Fue creciendo cada vez más bonito, reconocía al hablarle, tenía sus preferidos, cuando oía a Luisito, el niño pequeño, le daba una alegría que no se podía contener, daba vueltas por toda la casa, se subía a los muebles y no paraba de jugar con él.
            Pero llegó el día en que comprendí que debía irse con los suyos, con ellos sería feliz. Lo hablé con los niños y, muy a nuestro pesar porque nos iba a hacer falta, le abrí la puerta, y le dije, te puedes ir con los tuyos, tus padres, y hermanos. Un poco indeciso, se fue, pero al rato regresó, quizás a decirme en su idioma que le gustaba aquel cambio y que se acostumbraría. Yo, que estaba sentada en el jardín, quise cogerlo pero estaba muy asustado y nervioso; no estaba acostumbrado a estar libre e iba de un lado a otro hasta que  cantando y feliz, levantó vuelo. Como si se despidiera de mí, se fue hacia los árboles y entonces supe que jamás volvería.


1 comentario:

  1. Cuánta ternura me ha producido leer este relato. El tono en que está contado, evocador y lleno de dulzura, me ha transportado a la infancia de mis hijos, para revivir antiguos sentimientos muy cercanos al candor.

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