miércoles, 18 de marzo de 2015

INCERTIDUMBRE Alicia Carmen





¿Cómo explicar lo  inefable a una persona tan con los pies en la tierra como él? Se preguntaba mientras enjuagaba sus lágrimas de alegría.
         Es increíble cómo ha cambiado Antonio, pensó ella, recuerdo muy bien su semblante amable de otros tiempos; frecuentemente nos levantábamos a oscuras para gozar del amanecer, disfrutábamos como lo que éramos: dos enamorados en las cenas sorpresa que yo preparaba con tanta ilusión. Otras veces, corríamos por la playa para ser testigos del hermoso arcoíris después de un día lluvioso.
         Así es que cuando su pareja regresó a la casa esa noche, Irene no supo si decirle o no que el test de embarazo había dado positivo.
         Ella se hallaba tan feliz que no encontraba la manera de ocultar la inefable ternura que la embargaba. Se imaginó que él lo descubriría en sus ojos, en su cuerpo, se sintió transparente, vulnerable.
         Pero no, precisamente esa noche Antonio llegó de peor humor del acostumbrado, arrastrando los pies cual animal al acecho con expresión dura, hosca y ningunas ganas de hablar, total, según él, su mujer no había aprendido nada en sus años de matrimonio, sólo él había avanzado, se había superado, así es que ¿de qué podían conversar?.
         De todas formas Irene se sentía dichosa, en una nube, pero eso sí, absolutamente sola. Y decidió que esas maravillosas sensaciones que ya sentía no debía compartirlas con él, no quería que se desvanecieran, ya no le importaba por qué su pareja estaba particularmente intratable.
         Sin embargo, pensó que el motivo de su inmensa felicidad pronto no lo podría ocultar, de tal manera que buscó apoyo en su suegra.
         ¿Será ya la ocasión de revelarle esta novedad a su hijo?, le preguntó
         ¿Será motivo de alegría o de enfado?.
         Ella la miró con un rictus de duda en su rostro y le contestó:
         No lo sé Irene, pero el día en que decidas explicárselo prefiero no estar presente.



1 comentario:

  1. ¡Qué incertidumbre!, aunque pensándolo bien, nos has dibujo de tal manera al personaje que, casi podría asegurar que sería mejor no decírselo, y que la madre dude, me reafirma en la idea. Lenguaje fluido que ayuda a pasear por el relato sin obstáculos.

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