miércoles, 18 de febrero de 2015

AL PIE DE LA LETRA Lilia Martín Abreu


           



            Últimamente, un día sí y otro también, estoy a dos velas, desvistiendo a un santo para vestir a otro; ya la cabeza me echa chispas de tanto número y tanto cálculo que, por mucho que lo haga al pie de la letra, siempre pero siempre, me falta sueldo y me sobra mes.  Todo por culpa de esta crisis tan arrecha.  Que si hago una gracia, se me vuelve una morisqueta; como ayer que me encontré con un compañero de estudios que hacía tiempo no veía y me comentó que estaba pasando hambre,  como estaba sin blanca. Pobre de mí, me dio tanta pena que hice un recuento en mi memoria de los escasos víveres que aún subsistían en mi triste nevera y lo invité a cenar.
            Llegó puntual, con una botella de vino Don Perignon.  Pasamos a la mesa, donde nos esperaba una velada romántica, a la luz tenue de dos velas, a causa de SanUnelco quedarse sin vestir, ya me entienden.  Cuando abrí el vino, le reproché:
–¿Por qué si no tienes para comer compraste vino, hombre?
Él me miró con desconcierto y atónito murmuró
-¿Quién ha dicho que yo no tengo para comer?
Yo, sin atreverme a sostener su mirada, argumenté:
–Tú me comentaste que estabas pasando hambre porque estabas sin blanca.
            Él soltó una carcajada y replicó entre alegre y socarrón:
–Blanca es mi cocinera




1 comentario:

  1. ¡Qué bueno! Al pie de la letra seguimos tu historia y con un palmo de narices nos hemos quedado, para nuestro disfrute. ¡Es lo que tiene jugar tan bien con los sentidos literales y figurados!

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