miércoles, 4 de febrero de 2015

ANTIGUA SENSACIÓN Maruca Zamora.






Cuando la niña no sintió la mano de su madre fue  un sufrimiento y una gran pena pues con ello, Luisa comprendió que su madre no estaba. No entendía la causa pero recordaba cuando la peinaba, la vestía, la acariciaba, la mimaba.  Eran memorias vagas, muy difusas, ya que era pequeña cuando su madre se fue. La vida le cambió por completo, aunque no le faltaba cariño,  siempre recordaba a su madre. Y así fue creciendo entre penas y alegrías -éstas menos-.

Un día, apareció en su vida un joven apuesto, simpático, que la conquistó, y pronto se vio casada y con dos hijos.  Entonces, quizás el instinto de ser madre la empujó a buscar a la suya. No sabía por dónde empezar pero estaba decidida a seguir adelante hasta lograrlo. Al fin la encontró en otro país, se había casado, tenía tres hijos y una vida bastante difícil. Estaba ciega a causa de una enfermedad. Le impresionó su deterioro físico; no iba con su edad. Al identificarse ante ella, sintió una gran emoción. Su madre  la escuchó conmovida, no hubo reproches, se abrazaron largamente. Luisa volvió a sentir lo que recordaba de niña, cuando la mano de su madre la acarició. La había extrañado toda su niñez y adolescencia y al fin volvía a sentir aquella sensación con la que tanto había soñado.





1 comentario:

  1. El resumen de una historia poderosa. Destaco que el relato empiece y termine con la misma sensación de plenitud: la caricia de una mano familiar, el sentir cerca el primer punto de referencia vital .

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