jueves, 19 de febrero de 2015

VEO VEO…¿QUÉ VES? Roberto.






A Silvia le preocupaba su hijo, un joven adolescente que estaba experimentando un inquietante cambio en su comportamiento, un cambio cuanto menos extraño. Últimamente, el muchacho mostraba una constante rebeldía hacia ella: se estaba convirtiendo en un ser taciturno, hermético que, además, cuestionaba constantemente las decisiones que su madre tomaba. Cuando le pedía explicaciones, él se iba por las ramas, desaparecía, ya que no toleraba los interrogatorios a los que su madre le sometía, y no entendía por qué le repetía que esa conducta era anormal. Unos días después de aquel encontronazo, volvieron a discutir: esa noche su madre no pudo pegar ojo.

Al día siguiente tuvo una mañana muy dura en el trabajo y, por si esto fuera poco, le esperaba una tarde de perros.., la de “Canelo”, su mascota, que concursaba en un certamen canino en la plaza del pueblo. La gente congregada en el evento, comenzó a poner caras de incredulidad señalando hacia arriba: cuando Silvia levantó la mirada, se dio cuenta del motivo de tanto revuelo y quedó paralizada. Efectivamente, su hijo se estaba yendo por las ramas de los árboles que rodeaban la plaza… En verdad, este chico era algo rarito… ¿o no?.

Ella estaba que echaba humo, ¡hasta que alguien le echó un cubo de agua por encima ante el incendio que se había declarado en su cabeza!.




1 comentario:

  1. Muy bueno. Tono jocoso y divertido para jugar con los sentidos figurados y literales de las frases hechas en un relato que, desde el título, invita al divertimento.

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