jueves, 29 de enero de 2015

PUNTOS DE VISTA Alicia Carmen



Paseaba yo por el parque García Sanabria, envuelta en los múltiples aromas de su espléndida variedad de flores, cuando casi me atropella un caballero de extrema delgadez y vestimenta estrafalaria.  Tenía una figura bastante triste, realmente.  De repente, desaceleró el paso y se paró con aire de pocos amigos frente a un banco ocupado por un señor mayor de anteojos redondos y nariz prominente, que sólo vestía un taparrabo blanco, a modo de túnica.  El caballeo se le encaró.
-Por las trenzas de mi dulce amada, ¿no sabe usted que no es valiente la temeridad? Sois un inconsciente, os vais a resfriar o algo peor. ¡Tapaos pardiez!
-No me importa –contestó el de los anteojos –yo vivo como si fuese a morir mañana pues cuando todos me abandonan, Dios se queda conmigo.
Yo estaba tan asombrada que me senté en el banco de enfrente.  No podía perderme esa conversación.
-Lo lamento –le replicó el caballero –pero yo estoy acostumbrado a arreglar entuertos y debe saber que yo leo mucho y dudo mucho y por eso he visto mucho y le repito que os cubráis. ¿Cuántas damas pasan por aquí? Las ofenderéis con vuestra desnudez.
Con pasmosa tranquilidad, el de la túnica le contestó.
-Espero que no se entrometa pues lo que se obtiene con violencia solo se puede mantener con violencia y yo soy persona NO violenta y por eso considero de mi familia a toda la humanidad.
-Ya lo decía yo –contestó el caballero –El hacer bien a villanos es como echar agua al mar.
-Pues yo opino que ante las injusticias de la vida, calma… -le repuso el señor mayor.
-Vaya, bien predica el que bien vive
-No es mi caso, pero prefiero su amistad a su ira pues si aplicamos la ley del ojo por ojos, los dos acabaremos ciegos.
-Tiene razón –contestó el triste caballero, los dos queremos lo mejor para el género humano, sea cual sea nuestra manera de actuar y esta hermosa amistad nadie la podrá turbar
Y así, agarrados por los hombros, caminaron juntos por la vereda hasta tomar sus respectivas guaguas.
En ese momento, llegó mi hijo a tomarse un café y, extrañado, me preguntó:
-¿Quiénes son esos personajes tan raros?
-Pues se trata de Don Quijote y Mahatma Gandhi





1 comentario:

  1. Nada más y nada menos. Dos personajes, uno ficticio y otro real, cuya fructífera conversación, con puntos de vista encontrados, ha dado como resultado una amistad inquebrantable y un relato sustancioso, inteligente y divertido.

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