jueves, 29 de enero de 2015

ENCUENTRO Carmen Garcés



            Caminando por el jardín de la imaginación un día cualquiera, los vi.
         Me acerqué para comprobar que realmente se trataba de ellos. Allí estaban, sentados en un banco del parque: Mahatma Gandhi, -con su tan conocida túnica  blanca-, conversaba con aquel personaje vestido con riguroso uniforme militar que reconocí inmediatamente, era Idi Amin. Sin ser vista, me acerqué un poco más para poder escuchar lo que hablaban.
         Debatían en tono pausado, cosa que no me sorprendió en Gandhi, -todos conocemos  su carácter afable y bondadoso-,  mas sí en Idi Amin, ya que nunca se ha distinguido precisamente por su jovialidad y cortesía.
         Gandhi le planteaba  la grandeza de  la fraternidad entre los seres humanos. En un momento de la charla,  sostenía que el amor al prójimo siempre debe ser lo primordial para cualquier ser humano. El respeto se gana con amor, no con violencia, le repetía mirándolo fijamente y, en un tono de ¡ya me estás cansando!, el dictador sólo atinó a responderle que  a él le había dado mejor resultado actuar con mano dura con su pueblo, que eso de la bondad, el amor y todas esas chorradas era para blandengues.
         En esa discusión pasaron un buen rato, Gandhi argumentando, sin darse por vencido, las ventajas de tratar con bondad y empatía a nuestros semejantes, y Amin refutándole, cada vez con mayor exasperación, y una vez tras otra, todo razonamiento expuesto por él.
         Cansado de tanta hostilidad y, viendo que no conseguiría hacer cambiar la opinión de su interlocutor, Gandhi, con la misma afabilidad que había utilizado en el transcurso de toda la conversación concluye:
-         Todos cosechamos lo que sembramos, y tú ya sabes lo que te espera en tu recolecta y repartición, sólo en ti está cambiarlo.
         Entonces se levantó,  con la serenidad que siempre le caracterizó, y con paso lento, lo vi alejarse.
         Yo también me fui; otro día regresaría a visitar ese fantástico jardín; aquel lugar donde todo puede hacerse realidad, incluso, maravillarse  con la presencia de seres que, para bien o para mal, han dejado huella en la humanidad.




1 comentario:

  1. Interesante y provechosa pareja: el bien contra el mal; la razón y la sinrazón cara a cara en un encuentro del que todos esperamos que salgan victoriosas la paz y la concordia.

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