jueves, 29 de enero de 2015

LUCHADORA Maruca Morales





         No por ir a luchar en la guerra se es más grande.  Conocí a una mujer que, sin haber salido a ningún sitio, luchó toda la vida defendiendo lo suyo. Batalló por sus hijos hasta la muerte.  Con sus manos de mujer campesina  y su pañuelo a la cabeza, pasando frío o calor, trabajó todos los días de su vida.  Incluso se vio obligada a viajar a otro país, en auxilio de dos de sus hijos, para ayudarles en la búsqueda de un mejor porvenir.  Allí siguió su labor, al pie del cañón, y con el tiempo, lo hizo también al lado de sus nietos.

         Esta mujer tenía una predilección especial por un personaje de la historia, Simón Bolívar y, siempre que podía, iba a la plaza que llevaba el nombre de su héroe.  Allí se sentaba a contemplar una escultura hecha en honor al Prócer de las Américas, erguido y valiente a lomos de su caballo.   Disfrutaba con su contemplación y la de las ardillas que alguna vez salían de entre los árboles de la plaza y que, como ella, parecían visitar al Libertador.

         Ella siempre repetía que lo admiraba por luchador y defensor de los suyos y yo, ahora, así mismo  comparo a mi madre con él. Ella fue una gran mujer, valiente y luchadora, defensora de los suyos, como Simón Bolívar.



1 comentario:

  1. Me he emocionado leyendo este relato nacido del amor y la admiración. Me ha gustado lo que cuentas o como lo cuentas; a mi parecer, de lo mejor que has escrito hasta ahora. Hermoso homenaje a una mujer que, como muchas de la época en que le tocó vivir, se enfrentó a la vida y sus avatares con total dignidad y valentía

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