jueves, 29 de enero de 2015

LO QUE PUDO HABER SIDO Y NO FUE Roberto ES.






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“….Amado mío….  Love me forever….”
-         ¡Cooorten! ¡Por fin! ¡Toma buena! Señores, hemos acabado por hoy”.
    Estaba imponente: su estilizada figura de negro satén, adornada por una cabellera cobriza, se precipitaba como una cascada sobre los hombros provocadoramente desnudos, realzando un escote abrumador. Sus largas piernas atrapadas tras un claustro de seda, se insinuaban a través de una abertura sutil.
Se dirigía a su camerino tras un agotador rodaje, cuando una aflautada melodía llegó a sus oídos desde otro set de grabación cercano. Se asomó, y allí estaba: regio, seductor. Sus miradas se encontraron y fue él quien consiguió romper aquel incómodo silencio:
-         “Pronto venís a buscarme, venerada Diosa del Olimpo. Heme aquí. Soy Marco Antonio y estoy dispuesto para partir de este mundo terrenal hacia el eterno paraíso. Pero, ¿quién sois vos?. Nunca antes os había visto…”
-         “No soy una Diosa, aunque algunos así me llamen. Ni provengo del Olimpo sino de un lugar llamado Hollywood. Y me llamo Rita Hayworth. Y tú, ¿cuál es realmente tu nombre? ¿para qué productora trabajas?”
-         “¿Productora? Que lenguaje más extraño usáis. Es verdad, soy Marco Antonio, Gobernador de las provincias orientales del Imperio Romano.”
-         “¿Cómo osáis profanar los aposentos de la Reina de Egipto sin postraros ante ella?”, exclamó Cleopatra irrumpiendo altiva tras los visillos de la alcoba.
-         “No creáis que existen tantas diferencias entre nosotras; si tú eres la Reina de Egipto, yo soy la Reina de Hollywood; al final, somos, simplemente, dos mujeres enamoradas en manos de un destino incierto. La Historia se encargará de poner a cada una en el lugar que le corresponde.”





1 comentario:

  1. La pareja de personajes de encuentros imposibles se terminó convirtiendo en un trío jugoso. ¡Genial! No pudiste encontrar mejor rival para Cleopatra que la Rita. Me gustó también el lenguaje solemne y teatral con que se comunican y el tono melodramático del título, muy en consonancia con un encuentro de tal calibre. Muy acertados ambos.

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