jueves, 21 de marzo de 2013

PACO EL PIBE de Mercedes Álvarez







Paco, un chico de 18 años recién cumplidos, empieza a trabajar de celador en la Residencia Sanitaria de La Candelaria, allá por los sesenta.  Dada su juventud, los compañeros de trabajo empiezan a llamarle Paco el Pibe y así se dio a conocer por todo el centro, pues igual lo llamaban para hacer algo en una planta, como en la zona de Rayos X o en el mismísimo quirófano.  Bien fuera para sacar o entrar las camas con los pacientes o haciendo lo que fuese, cuando el Pibe se trasladaba a cualquiera de estas zonas para hacer su trabajo, se formaba el gran revuelo entre las compañeras del servicio y unas a otras se decían:
-¡Qué viene el Pibe, qué viene el Pibe!
Luego, todas revoloteaban a su alrededor, ilusionadas y frititas por él.  Pero el Pibe, a pesar de sus pocos años, era muy responsable y no perdía para nada su compostura y seriedad.  Sólo a la hora del café, al que todas le invitaban, se sentaba para bromear y reírse con todas, para luego volver a cumplir con su trabajo, mientras todas quedaban suspirando por él.
Pasa el tiempo y entra a trabajar en Rayos X una linda, joven y dicharachera auxiliar de enfermería llamada Rosy Yanes.  ¡Aquello fue la bomba!, pues lo primero que consiguió fue enamorar al chico que tenía alborotadas a las demás compañeras.
Con el transcurrir del tiempo, Rosy y Paco se casaron.  Él esperaba el momento de seguir con sus propósitos y aspiraciones, por eso, pronto pasó a ser Jefe de Celadores, sin embargo, al poco tiempo tuvo que renunciar por perseguir un sueño aún más grande que era estudiar enfermería.  Eso le obligó a trabajar por la noche y estudiar en las mañanas.
Aquellos fueron unos años duros, pero Paco cumplió con su objetivo de terminar la carrera y se incorporó al Centro como A.T.S.  En ese momento la pareja ya tenía tres hijos y hasta el día de hoy, que llegó la hora de jubilarse, están juntos.
¡Qué curiosa es la vida!.  Cuando entró a trabajar era el más joven de todos sus compañeros y por eso le apodaron el Pibe; hoy, Paco y Rosy son felices abuelos. ¿Qué más da, Pibe? ¡Viva la jubilación!

1 comentario:

  1. Bonito homenaje el que le haces a este Pibe a punto de jubilarse. Tener el saldo positivo de una vida plena es todo un logro del cual debe sentirse orgulloso.

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