martes, 12 de marzo de 2013

ÁNGEL SIPUEDO de Eva Mª Sacramento Delgado




Lo pensaba una y otra vez, mientras se ponía los patines de cuatro ruedas para bajar por la Cuesta Piedra, esquivando coches, motos, guagua, personas, semáforos, hasta llegar a la Plaza de España.
-Sí puedo, sí puedo –repetía sin descanso Ángel.
Al llegar al comienzo de su aventura y ver la fuerte inclinación de la calzada, le entró pánico.  Tenía sudores fríos por el miedo a sufrir un accidente.
-¿Y si mi caigo? ¿Y si me doy contra un coche? ¿y si…?, pero… sí puedo, sí puedo llegar a mi destino –pensaba.
Así que sacó fuerza de voluntad para comenzar a patinar.  Con los ojos bien abiertos, una fuerte tensión le recorrió todo el cuerpo.
Finalmente, llegó a la Plaza de España sano y salvo y con una amplia sonrisa en su rostro, dijo:
-¿Ves? ¡Al final sí pude llegar a mi destino!


1 comentario:

  1. El que la persigue la consigue. El miedo parecía atenazarle pero, lo venció y de ese modo pudo lograr lo que pretendía. Eso nos ocurre muchas veces a todos. No hay mejor manera de vencer el miedo que enfrentándolo, ¿verdad, Eva?

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