jueves, 5 de noviembre de 2015

CASTILLO 31 Lilia Martín Abreu





         Carlos buscaba la llave del coche en el bolsillo de una chaqueta de su mujer, la encontró, y también un papel que decía: CASTILLO 31. ¿Qué es esto? se preguntó, intrigado. Ese papel le hizo estremecer, como si de un cable de alta tensión se tratara, qué significaba ese papel. Lo leyó y releyó, para ver si así lograba una explicación razonable, sin tener que hacer preguntas. Castillo, 31; la misma frase repetida miles de veces giraba en su cabeza, esto será una dirección, dedujo, ¡pero de quien! Buscó un mapa callejero y empezó a mirarlo, luego entró en el ordenador para ver el mapa por satélite y su curiosidad aumentó al comprobar que en esa dirección se encontraba un hotel. Carlos, pálido de nacimiento, se puso lívido ante aquella deducción, no lo podía creer, ¡su mujer se la estaba pegando!, ¿pero con quién?, se preguntaba confundido. Será Ramón el musculoso, no, no, ella no es tan superficial, o tal vez será Pablo el guapetón del barrio, no, qué va, ella valora algo más que una cara bonita, o tal vez el nuevo chico de la panadería, tan atento y servicial él, las mujeres valoran esos detalles.
         A Carlos, su imaginación no le daba tregua y una profunda inquietud se apoderó de su ánimo. Barrió el lugar con la mirada buscando el teléfono móvil de ella para investigar, pero no lo encontró. Aprovechando que ella se estaba bañando, decidió registrar su cartera, él sabía de sobra que lo que hacía no estaba bien, pero necesitaba alguna pista que le confirmara o anulara su sospecha. Con sigilo, como un ladrón profesional, metió la mano dentro del bolso, sacando un estuche de maquillaje, lo depositó en el sillón, luego el monedero, paraguas, compresa, libro, gafas, bolígrafo y una larga lista de cosas, que él se sorprendió de la cantidad, pensando, parece el bolso de Mary Popins, y al contemplar el botín encima del sillón, quedó desconcertado, allí estaba la respuesta a todas sus incógnitas, en la portad del libro en letras cursivas se leía claramente, CASTILLO 31, de LILIA MARTIN.



1 comentario:

  1. Relato de trama perfecta, con la rúbrica personal que caracteriza todos tus escritos. Esta vez, la historia nos conduce a un final del todo cierto: las mejores respuestas siempre están en los libros. Muy bueno.

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