miércoles, 13 de febrero de 2013

DESENGAÑO de Mercedes Álvarez




Este ha sido  un mes difícil para mí.  Por razones de salud, he sufrí un traslado de servicio y centro de trabajo, pero no quise que fuera traumático sino natural.  Quise pensar que era para bien y empecé con ilusión y con ganas de aprender cosas nuevas .  Al principio, comprobé que así era y me alegró ver como me pusieron una compañera que iba a enseñarme.  Estaba muy contenta y ella y su ayuda me resultaron estupendas. Es verdad que la nueva colega tenía una forma de ser especial, pero no me importó pues confiaba en que eso no afectaría para nada nuestra relación laboral.
Los dos primeros días, marchó todo bien, e incluso me tomé a broma esa forma de ser tan particular y hasta llegué a decir, ¡caramba, que buena compañera!.
A partir del tercer día, todo cambió.  Su actitud se volvió brusca, grosera, hasta niveles desagradables.  Yo me preguntaba qué le pasaba a aquella mujer, si se habría vuelto loca o era así de mala persona y pésima compañera. 
Decidí llamar a la supervisora para hablar del tema junto con mi compañera porque no aguantaba ni un minuto más aquellas malas formas.  Le pedí a la supervisora que prefería que me dejaran sola que ya procuraría yo, como pudiera, sacar el trabajo adelante.
Así se hizo, de hecho, y ahora, después de aquel desengaño, me encuentro contenta y satisfecha en mi trabajo.


1 comentario:

  1. Una mala experiencia, con desengaño incluido, de la que has salido airosa, felizmente. Haber afrontado el problema para arrancarlo de raíz fue, sin duda, la mejor decisión, Mercedes.

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