martes, 1 de octubre de 2013

UNA HISTORIA REAL de Alicia Carmen



Recuerdo que esa tarde estaba yo instalada frente al televisor, viendo mi novela favorita, cuando de repente oí un timbrazo que me sacó abruptamente del embrujo de las calles laberínticas de la Medina, en Fez, una ciudad marroquí maravillosa donde se desarrollaban los estrambóticos acontecimientos que me tenían embobada.
Me asomé a la ventana y vi a mi vecina con una tarjeta en la mano.  Cuando me la entregó me dijo:
-Es una invitación para tus hijos pues mi hijo menor está cumpliendo doce años y lo vamos a celebrar el sábado.
Yo me quedé perpleja, pues sabía muy bien que sus cinco hijos eran mayores de esa edad.  Ella, al ver mi expresión, me lo explicó.
-Sabes, acabamos de adoptar a un niño indígena y va a cumplir doce años.
-Te felicito –contesté yo, inmediatamente.
Así fue como el sábado siguiente, al acompañar a mis hijos, conocí a Richard.
Mi sorpresa fue grande cuando me di cuenta de que el niño era invidente.  Ese detalle no me lo había contado mi amiga.  Me pareció que este hecho aumentaba la generosidad de estas personas y recuerdo que me sentí muy conmovida, sorprendida y agradecida a Dios por estar rodeados de tan buenas personas, sin habernos dado cuenta.
Pocos días después, leí un artículo en el periódico que se refería a la adopción de un niño indígena invidente.  Lógicamente, se trataba del caso que yo acababa de conocer.  Allí explicaban que el niño Richard pertenecía a una etnia indígena guajira y cuando estaba pequeño sufrió un accidente.  Un familiar que era cazador fue a dispararle a un animal y el arma de fuego explotó y unos residuos fueron a dar a los ojos del niño que andaba cerca.  El resultado fue una ceguera permanente.  Un sacerdote alertó de que el niño, debido a su discapacidad, iba a ser marginado del grupo étnico.  Por ello, fue adoptado por nuestros vecinos.
Siempre vi mucho amor de parte de sus cinco hermanos y por supuesto, de sus padres.  Cuando se mudaron, perdí el contacto, pero hace poco tiempo me encontré con una de las hijas y le pregunté por la familia y ella me explicó.

-Pues mire, mi papá falleció, todos los hermanos nos hemos casado.  Unos cuantos viven en el exterior y mi mamá está enfermita, pero no, no se preocupe, no está sola; ella vive muy feliz con mi hermano Richard.



4 comentarios:

  1. Una historia real conmovedora desde todo punto de vista. Tal como la has narrado, ha sido una verdadera delicia leerla.

    ResponderEliminar
  2. Conmueve la historia y tu ingenio...

    ResponderEliminar
  3. Conmueve la historia y tu ingenio...

    ResponderEliminar
  4. Historia que nos hace reflexionar en la bondad y el buen corazón de muchas personas y además contada así ha sido un placer leerla. Te felicito Alicia.

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias