martes, 1 de octubre de 2013

EL RECORRIDO de Carmiña Gohe



Carlota, elegante, rubia y con ojos azul claro,  salió de casa como hacía a diario.  Abrió la puerta y Ringo, su perro fiel, se puso a su lado.  Caminaron y al llegar a la parada, ella puso atención a los ruidos del tráfico.  Pasaron tres autobuses y cuando uno de ellos paró y el chofer grito línea 82, hacia Morillo y Carvajal, Ringo tiró de la correa.  Subieron y Carlota se sentó; el perro a su lado.

Carlota iba a trabajar a un centro de niños disminuidos.  De regreso a su casa, la misma operación.  Ya fuera del autobús y en el trayecto a casa, al pasar por la panadería, pensó que debía comprar pan y buñuelos.  El olor era fuerte pero muy bueno.  A unos treinta pasos, comenzó a llegar hasta ella el aroma de las rosas que tenía plantadas en su pequeño jardín.  Ringo subió los escalones que los separaban de la puerta.  Carlota pasó la mano por los números y comprobó que era el 225.  Estaban en casa.  Abrió la puerta y entró enseguida, seguida de Ringo.  Al día siguiente harían lo mismo.




1 comentario:

  1. Creíble y bien llevado este recorrido cotidiano, a través de la perspectiva de un personaje privado del sentido de la vista.

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