miércoles, 23 de octubre de 2013

EL GATO De Maruca Zamora


Es muy angustioso ver sufrir a un animal sobre todo si tienes 8 años porque en esas  edades los niños se identifican mucho con ellos.
Andrea vivía en un pueblo. Su madre le había encargado que fuera a casa de su tía a llevarle un mensaje.  Era invierno, el día estaba muy frío, había llovido toda la noche, pero tenía que ir antes de irse a clase. Para acortar camino, cogió una vereda. De pronto, escuchó unos maullidos y vio a un gato amarrado por el cuello a un árbol. El pobre animal temblaba de frío, todo mojado y maltratado. Andrea sintió mucha pena y trató de ayudarlo pero no pudo. El gato se puso a la defensiva; quizá pensó que le harían daño.  Ella decidió buscar a sus primos que eran mayores,  para que la ayudaran a soltarlo.  Al decírselo, ellos se rieron y le contestaron que el gato estaba castigado por mal comportamiento.  Se había subido al cañizo del queso y se lo había comido.
 Viendo que no la ayudarían, decidió intentarlo ella de nuevo, pero cuando llegó comprendió que el pobre gato de tanto intentar soltarse la cuerda, se había ahogado. Llorando, llegó a su casa y se lo contó a su madre, quien después de escucharla y consolarla, le contestó si era así ya no había nada que pudieran hacer.
-Pero eso es una mala experiencia que debes recordar, el no maltratar a los animales, nunca debe haber una razón para hacerlo.

Aquella imagen del gato con los ojos abiertos que parecía que me miraba me acompañó mucho tiempo.



1 comentario:

  1. Intuyo que la experiencia fue vivida en primera persona por quien la escribió. Terrible experiencia, sin duda, cuyo contenido has sabido transmitirnos muy bien, Maruca.

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