lunes, 21 de octubre de 2013

LA BICICLETA de Juani Hernández



(Dedicado a mi hermana y primos)


Era un barrio como tantos otros de la ciudad.
Los vecinos se conocían por sus nombres y apellidos, y como no, “por los apodos” de generaciones pasadas. La verdad éramos como una gran familia, todos cuidábamos de todos; nos apreciábamos, nos queríamos.
Los niños,  jugaban en la calle con toda libertad, (los padres en ese tiempo educaban a sus hijos en el respeto y la consideración...) igual que ahora...bueno mejor no comentar.
Los juguetes brillaban por su ausencia, y desde luego, los electrónicos o de pilas no existían, sólo había de madera, cuerda o fricción, eso sí, no teníamos problemas; eso se suplía con ingenio y creatividad.
Aún recuerdo como mi hermana Nancy y mi hermano Tomás, que eran los mayores, están siempre elucubrando  que hacer para entretenernos y para reunir un poco de dinero extra.
Solíamos ir con frecuencia al Parque García Sanabria de Santa Cruz, que se encontraba cerca de nuestra casa, y recuerdo un pequeño negocio de alquileres de bicicletas que con cincuenta centimos (media peseta) alquilábamos una y pasábamos la tarde de un extremo al otro de la preciosa rambla de Las Tinajas. ¡Que tardes tan alegres!.
Yo siempre me he preguntado de donde sacaban ellos dos, el dinero para eso. Ellos tenían una complicidad especial, (sobre todo para hacernos trastadas a los primos menores). Se les ocurrían las más diversas cosas para ganar unas pesetitas.
Recuerdo que colgaban una cuerda en el frente de nuestra casa y con pinzas de la ropa ponían cuentos en alquiler, o como decíamos “colorines” que mi abuela Juliana nos mandaba en paquetes desde Venezuela. Y lo mismo compraban unas pastillas de limón o menta y las vendían al doble de lo que les había costado, desde luego eran unos gangocheros…¡Claro, ahora caigo era de esa forma que sacaban el dinero para alquilar la bicicleta!! Así que gracias a nuestra afición por la lectura, disfrutábamos de aquellos bonitos paseos en bici.

Que historias las de ayer….Que tardes tan bonitas. ¡Que alegres vivíamos!.




2 comentarios:

  1. Dulces memorias las de tu “arboleda perdida” (tomando prestado el término al poeta Rafael Alberti) y qué bien las cuentas. Me he quedado con ganas de leer más.

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  2. Que puedo decirte Juani, ¡maravilloso!. Me ha transportado a tu infancia y casi la he compartido contigo subida a tu bicicleta. Gracias por regalarnos relatos tan hermosos como éste. Felicidades.

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