jueves, 21 de junio de 2012

POPURRÍ de Águeda Hernández




Ring… ring…ring.  Suena el teléfono.  La señora, por sus cortos pasos, se ve que es mayor.  Voy, voy, va repitiendo y justo al descolgar el auricular, no le dio tiempo de preguntar quién era, cuando una voz algo acelerada, resonó en sus oídos. ¡Mamá!  Ya supo quién estaba tras la línea.  Sin opción de contestar nada, sigue oyendo la voz. Menos mal que te encuentro en casa, te llamo porque tengo un problema. ¡¿Mamá?! Claro, soy yo, tuvo tiempo de contestar la señora.  Sí, acabo de llegar en este momento a casa, ya sabes que por el tráfico siempre llego tarde.  Me puse a hacer el almuerzo y como ya está llegando la hora de ir por los niños al colegio, decidí hacer un arroz blanco, como dices tú, que es una materia prima que va con todo lo que quieras poner, da poco trabajo… Por ejemplo, se los sirvo con las croquetas de espinacas que me dejaste hechas o con salchichas de pavo…  El problema es que cuando destapo el caldero el arroz ¡horror!... el arroz quedó aguado, ¿qué hago, mamá? y ahora la lavadora ya terminó, cumplió su misión, ahora tengo que pasar la ropa a la secadora, buscar a los niños…en fin, que las veinticuatro horas del día son pocas para todas mis labores diarias, ¡creo que ni con 50 sería suficiente! ¡Mamá! Dime algo… por favor ¿qué hago con el arroz?.  Ah, vaya, hija…con el arroz, creo que lo mejor es que a los niños les des solo el complemento, fruta o algún postre, en la nevera siempre encontrarás algo.  ¡¿Qué me dices, mamá, qué no les de arroz?!  Si el arroz es la materia prima, ¡no se puede comer el acompañante sin el arroz ¡ ¿qué hago?.  Hija, si el arroz sigue líquido, quítale un poco de agua, o agrégale trocitos de jamón serrano frito o tomates picaditos sazonados con orégano, aceitunas picaditas y…¡ya se convirtió en un arroz caldoso! y lo acompañas con el suplemento que ya tienes preparado.  ¡Gracias, mamá! Siempre se te ocurren soluciones fáciles. ¡Adiós, mamá!.  Clan… ¡Dios mío!, exclamó la señora, y no tuve tiempo ni ocasión de preguntar por mis niños, mis nietecitos.  Se puso las manos en la cabeza e iba de un lado a otro. ¡Qué difícil la vida de nuestros hijos!.  Siempre corriendo y siempre llegan tarde y eso que van en coche y no en burro… Viven rodeados de electrodomésticos; tantos aparatos, tantos enchufes que yo no entiendo.  A ellos les falta tiempo para atenderlos a todos: lavadora, secadora, aspiradora, lavavajilla, microondas….¡ y con un marido que sabe ponerlo todo a funcionar!  Todo en su casa camina así.  Pero existiendo su felicidad, que no funcionan, creo yo, con fáciles automatismos sino que hay que conquistarla todos los días…  La señora, al volver al sillón, iba pensando que así lo harán: ¡conquistar todos los días la felicidad!.

3 comentarios:

  1. Genial este popurrí de sensaciones!, este dibujo de la realidad que tan bien has trasladado al papel para vernos reflejados en estos personajes y sus avatares cotidianos. ¡Bravo, Águeda!

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  2. ¡Qué ingenio! Francamente divertido

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  3. Un escrito muy fiel a la vida real,que hariamos sin nuestras madres, aunque tengamos "robots" que nos ayudan en todo y aún así no somos ni la mitad de felices que nuestros antepasados. Siempre he pensado que cualquier época anterior fue mejor. JM

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