miércoles, 13 de junio de 2012

CARTA A UNA AMIGA de Esther Morales








En la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la abundancia, en la alegría y en la tristeza, estarán hasta que la muerte los separe.  Y así ha sido.  Han caminado juntos a lo largo de casi toda una vida, apoyándose el uno en el otro; unas veces para reír y otras para llorar.  Han creado una familia y, a través de sus hijos, han madurado y crecido como seres humanos. En comprensión, cariño y amor, les han dado lo mejor de los dos.
Siempre he admirado a las parejas que han cumplido con ese sacramento del matrimonio porque me confirman que sí existe esa unión de amor que yo no tuve la suerte de tener.  Por eso, amiga, te digo que comprendo tu soledad y desamparo.  Se fue tu compañero de camino: hermano, en momentos hijo y padre.  Hoy, desde tu soledad, que no es tal, siéntete apoyada y valorada, no sólo por tus hijos y familiares sino también por esta amiga que te apoya y comprende, que aunque ambas partimos del mismo lugar y tenemos muchos puntos en común, tuvimos distinta suerte en la lotería del matrimonio.


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