jueves, 21 de junio de 2012

EL INTRUSO de Maruca Zamora






Tenía un bello jardín lleno de flores: rosas, margaritas, narcisos, geranios.  También había árboles como el naranjo o el almendro que en plena época de primavera estaban floridos.  Alicia se recreaba en su jardín.  Se levantaba bien temprano por las mañanas para regar las flores, los tomateros, las espinacas y esas hierbas aromáticas para hacer tisanas que le gustaba cultivar.  Aquella era su afición favorita.
Hacía unos días que Alicia venía observando que por las noches alguien debía estar entrando a su jardín a escondidas, pues sus espinacas amanecían pisoteadas y algunos tomateros habían caído al suelo.  Se propuso, entonces, vigilar para descubrir al autor de aquel estropicio.
Sentada en su terraza, a oscuras, Alicia fue testigo de una cita de amor; no una pareja, un trío que, entre las plantas, realizaba sus ceremonias de cortejo.  Él llegaba primero y, en su idioma, llamaba por ellas: dos gatas muy zalameras que acudían al encuentro y entre carreras van carreras vienen, enamoraban sobre las plantas del jardín.  Así fue como Alicia se enteró de quien era el intruso.


1 comentario:

  1. Un relato muy simpático que, para mantener la identidad del intruso en secreto y darle más suspense, es mejor desvelarlo al final. Muy bien

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