miércoles, 31 de enero de 2018

EL ARCOIRIS Alicia Carmen



Mi nieta se acurrucó a mi lado con su gatito en brazos y me susurró: abuela cuéntame un cuento pero no de esos de princesas y castillos que ya me los conozco todos.
Bueno nena, vamos a taparnos los tres con la mantita y te aseguro que te gustará: piensa en un pueblito bien pequeño sobre una colina,  pero no creas,  tenía su iglesia, farmacia, panadería, librería y un joven médico o sea todo lo que las personas necesitamos para sobrevivir.
Una espléndida tarde, llegó a esta adormecida comarca un circo, con todo el estruendo y la fanfarria que eran capaces de producir los tambores, las trompetas, los trapecistas haciendo equilibrismo, la mujer barbuda cantando, el hombre mono saltando de un lado a otro y también…un gato. El gato montado encima de un elefante parecía un emperador, como si todos debieran rendirle pleitesía, además tenía puestos unos estrafalarios anteojos.
El día de la inauguración del espectáculo, las personas más importantes del pueblo fueron a saludar al director de la compañía que estaba en medio de la carpa, rodeado de un público entregado.
Primero se acercó el alcalde. En ese momento al gato que estaba sobre un taburete, se le cayeron los anteojos y lo miró el pobre hombre que al parecer no era muy honesto, cambió de color y se volvió violeta. Al mirarle, su mujer se acercó asustada, el gato desvió la mirada y ella, que se decía en el pueblo era envidiosa, se volvió de color verde. En vista de los acontecimientos el recaudador de impuestos quiso arreglar el asunto pero también a él lo miró el gato y se convirtió en un tono gris que no era nada agradable. El panadero, que acostumbraba a aumentar los precios en su negocio, empezó a gesticular, el gato le lanzó su poderosa mirada y tomó un color amarillo que asustaba. La hija del farmacéutico secretamente enamorada del médico se quiso marchar pero el gato la miró fijamente y se puso absolutamente escarlata.
-¿Por qué pasaron esas cosas?-, me preguntó mi nieta. Bueno…era un gato mágico, no me lo he inventado, lo vi en la película…”Un día, un gato”.
El gato fue el encargado de revelar las profundas verdades que oculta el alma humana, lamentablemente los puso en evidencia.
-Espero mi nena que si algún día te tropiezas con ese gato permanezcas con tu mismo color.
-Abuela, estás toda roja.

-Sí mi niña, tú también, eso es por el chocolate caliente que nos estamos tomando.


1 comentario:

  1. Genial, Alicia, como todo lo que escribes. Permanecí bajo el influjo del relato mientras leía, sintiéndome como esa nieta que escucha embrujada lo que la abuela cuenta. Exquisito ese giro final. De 10.

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