miércoles, 10 de enero de 2018

COLGADAS de Esther Morales



Margarita y Sara caminaban por el centro de la ciudad dadas de mano.  Ellas, madre e hija, habían ido para hacer unas compras de última hora ya que esa noche celebrarían el quinto cumpleaños de la niña.
Dados los últimos acontecimientos del país en aquel momento, donde se hablaba mucho de robos de niños para sacarle los ojos y venderlos o, no sé si peor o mejor, violarlos, matarlos, Margarita apretaba  de tal forma la mano de su hija, en medio del tumulto de gente, que ésta la seguía renuente, escapándose en cuanto podía para ver los juguetes en los escaparates en medio de un embeleso.
La madre, cansada de tirar de la niña o de correr tras ella, le dijo:  Sara, como te vuelvas a soltar de mí, te cojo y te cuelgo.  La niña no volvió a soltarse, asustada.
Cuando llegaron a casa, Sara le pregunta a su mamá muy seria: mamá, ¿cómo se cuelgan las niñas? ¿se traban con pinzas?


1 comentario:

  1. Una anécdota convertida en microrrelato. Muy bien. Vas directa a ella, sin rodeos y eso funciona muy bien. Buen trabajo

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