miércoles, 28 de septiembre de 2016

UN CABRONCETE SIN ESCRÚPULOS Lali Marcelino


¡¡Mira qué cosa más bonita!!. Esta expresión era la preferida de Vicente, cuando veía a una “tía”, refiriéndose a una mujer de cualquier edad.
Una cosa material, por ejemplo, un cinturón de Lotuosse,  un reloj Cartier, un polo Lacoste o unos zapatos de Manolo  Blahnik , eso sí son cosas, sin embargo para él eran lo más preciado y “una maravilla, una obra de arte”. “Las mujeres son “cosas”, que  las cojo, las uso y procuro lucirme con ellas”, porque además, por su buena presencia, todas caían como moscas sobre la miel. Se permitía la licencia de escoger las más llamativas. Rubias, morenas, pelirrojas o castañas, le daba igual, para lo que le servían, más o menos como un kleenex. Procuraba, por supuesto, que  su presencia impactara, para  producir esa envidia que le tenía todo aquel que lo miraba. Le gustaba sentirse observado y se regocijaba apostando por el tiempo que le duraba su conquista.
No les tenía el menor aprecio. Sólo les sacaba el jugo, tanto el corporal como el material. Generalmente las buscaba bien situadas, que  costearan sus gastos y los de él.
Se fue creando una fama, entre el género femenino, cada vez más hastiado de su trato, de verdadero “cabroncete”, hasta tal punto que, sin que él se enterara, se unieron y decidieron darle un escarmiento. Crearon una asociación denominada “cosas bonitas”.
Lo invitaron a una fiesta, más bien “orgía”, a la que acudió sin poner resistencia. Consistía en vendarle los ojos para hacerle verdaderas maravillas, según le dijeron. Una vez sentado en el centro de un círculo, ellas alrededor, comenzó el juego. Como ya lo conocían, sabían perfectamente que iba a hacer todo lo que le dijeran, siempre que fuera  para pasar un buen rato y sin coste alguno.
Al finalizar el juego, él estaba exhausto y pleno de satisfacción. Antes de despojarle de la venda, le ofrecieron unos papeles dónde tenía que estampar su firma para volver a repetirlo cuando él quisiera.
-¿Por qué tantos?, preguntó.
Una de ellas contestó: Porque es uno por cada una de nosotras. Así te aseguras de que volvemos todas.

Aquellos papeles no eran otra cosa que la venta de todas sus propiedades, por la orgía y por las siguientes. Ellas iban a cumplir lo que prometieron,  él se quedó sin nada. Sólo las podía tener a ellas cuando quisiera.


1 comentario:

  1. Buen escarmiento para un cabroncete de este calibre. Disfruté con la venganza, lo confieso.

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