lunes, 6 de junio de 2016

LA DEUDA Alicia Carmen.





            Oh Dios mío, oh Dios mío, qué desastre, ¿qué habrá sucedido?. No, por favor, mi Dios, no me castigues así, en el fondo no soy tan mala, sólo he sido una persona mimada. Sí, siempre tuve lo que quise, ¿es mi culpa?.  No lo creo, los que me rodeaban me hicieron la vida muy fácil, demasiado diría yo y simplemente no fui capaz de superar mi primer fracaso.
            Oh, señor, debería preguntar a uno de los sobrevivientes cómo se llama el barco accidentado, debería tener la certeza. En el caso que sea el “Costa de las Buganvillas”, yo también me hundiré, ya mi vida no tendrá sentido y cada vez que vea a un niño preferiré haber muerto.
            Tenía tantas ilusiones, soñaba ser una mujer responsable compartir con mi hijo tantas cosas que le podía ofrecer, nosotros dos, con mi amor él no necesitaría de nadie más.
            Odio las leyes que permiten a los padres compartir vacaciones con los niños.
            Desde  que nos divorciamos siempre habrá evitado que se llevara lejos a mi Alberto esta vez un estúpido enfado hizo que él escogiera a su padre para pasar las vacaciones navideñas.
            Me sentiré culpable toda la vida, si le ha pasado algo.
            Oh Dios no permitas que lo que dije en un momento de rabia se materialice: ¡¡Qué les vaya mal!!, les grité a los dos por dejarme aquí sola y desesperada…

            Este espantoso recuerdo no me dejará vivir, así es que ya sé que nado bastante mal, pero no me importa, allá voy de todas maneras, si no lo encuentro, si no es su barco, rescataré a otros, me sentiré aliviada, esa será mi manera de agradecer que mi hijo está a salvo.


1 comentario:

  1. El peso de la culpa y el arrepentimiento han movido a esta protagonista para, de alguna manera, pagar la deuda, ¿karma?. Alicia, si nos lees, allende el mar, un abrazo gigante y mis deseos de que estés disfrutando junto a tu familia.

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