jueves, 22 de octubre de 2015

HISTORIA DE UNA CABELLERA Carmen Garcés






            Acababa de ver el mundo por vez primera, sentía frío y estaba mojado; algo apelmazaba mi cuerpo. Unas cálidas manos me limpiaron cuidadosamente y me secaron con dulzura. Ahora me sentía  cómodo y dichoso. ¡Estaba reluciente!.
            No había nacido muy bien dotado, realmente era bastante escuálido -casi no se me distinguía-, pero yo me sentía fuerte y orgulloso; poseía  un hermoso color castaño dorado y una suavidad que cautivaba a todo el que me acariciaba.
            El tiempo pasó y al cumplir  tres años ya había cambiado. Era  más grande, más fuerte,  y mi color   un castaño intenso. Crecía  sano y con la seguridad de que pronto llegaría a ser hermoso  ¡como siempre había soñado!.
            Pronto llegó mi quince cumpleaños, ¡si  hubieran podido verme!, era todo lo que había deseado ser. ¡Estaba tan orgulloso de mí!.
            Dicen que cuando se es feliz  el tiempo pasa muy de prisa, y es verdad, ya que así fue como llegué a cumplir los veinticinco; sin embargo ese día fue muy triste para mí. Recuerdo como sin ninguna piedad me acortaron. Me convirtieron en un ser pequeño y triste. Me sentía vulnerable; algo de mí se había quedado por el camino y advertía que no podría recuperarlo nunca. ¿O tal vez me equivocaba?...
            Los años fueron curando las heridas y en mi treinta y cinco cumpleaños, todos los temores del pasado habían desaparecido; aquellos días cuando me maltrataban con brutales métodos de belleza habían quedado atrás. Estaba más hermoso que nunca.  Mi cuerpo frondoso y brillante, de un color castaño profundo era -sin temor a ser pretencioso- la envidia de muchos de mis amigos. ¡Qué bueno era que me cuidaran tanto! ¡Que felicidad!
            Hoy, que he llegado a la madurez de mi vida no puedo quejarme; sigo recibiendo los mejores cuidados y atenciones, por lo que sigo teniendo una apariencia bastante agradable. Aunque tengo mis días malos –todos los tenemos-, puedo decir que he tenido una buena vida y que seguiré disfrutando de ella mientras continúe aquí.




1 comentario:

  1. Me ha gustado que sea el propio pelo quien cuente su historia. Que lo hayas personalizado me parece un acierto. Muy buen relato, Carmen

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