jueves, 29 de octubre de 2015

EL SECRETO Lilia Martín Abreu



            Estrella se sorprendió en grande cuando su hermana, con una gran seguridad en sus palabras, le dijo, nos largamos lo más lejos posible de este lugar, que está contaminado de prejuicios y secretos, quiero desintoxicar mi vida en otro lugar, donde pueda olvidar una existencia de rencores  y malos recuerdos, esta casa me asfixia, me ahoga su abolengo rancio venido a menos. Nos marchamos a otro lugar donde nadie nos conozca, nos vamos de este pueblo de hipócritas, donde el trato es políticamente correcto, no porque te aprecien, no, sino por miedo a la señora de la casa grande, que da trabajo a medio pueblo y el otro medio le rinde honores.
         Estrella observaba con incredulidad a su hermana y no podía creer lo que estaba oyendo, su hermana no mostraba ni un atisbo de dolor, todo lo contrario, era rabia contenida lo que rezumaban sus palabras, y le replicó atónita de desconcierto, ¿se puede saber qué te pasa? ¡se te olvida que estamos llegando del cementerio de enterrar a nuestra madre!.
         Carmen la miró fríamente, argumentando, no, no se me olvida, todo lo contrario, hoy al fin soy libre y dueña de mis actos.
 Estrella calibraba, sin creerlas, aquellas palabras y replicó, si tanta sed de libertad tienes ¿por qué no te has ido antes? ¿quién te ha impedido marchar?.

 Carmen la contempló embriagada de ternura y con la voz rota de emoción, le contestó ¡tú…, sí, tú, hija mía, la que terminamos de enterrar era tu abuela… yo soy tu madre.


1 comentario:

  1. Vuelves con fuerza, Lilia, desvelándonos solo al final, como ha de hacerse, la razón de ese título: el secreto. Muy bien.

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias