domingo, 23 de febrero de 2014

FIESTA. De Alicia Carmen

Todos los locales estaban apalabrados para ese día especial. La ciudad entera estaba de celebración. El hermoso hotel estaba preparando los jardines para lo que llamaron la fiesta del Siglo. Empezaron a colocar finísimos manteles en las mesas, candelabros, flores, cubiertos exquisitos, una maravillosa decoración.
Pero quiso la mala suerte que el viento se hiciera presente con una tremenda inclemencia: los pobres manteles empezaron a volar, las flores, copas y demás, todo un desastre.
-¡Que horror! –gritó  el encargado de organizarlo todo y,  en ese preciso momento, llegó un lujoso coche en el que venía el dueño del hotel y, de mal modo, empezó a increpar a los empleados
-¡Arreglen esto rápido!. Nada puede salir mal, son personas muy importantes las que van a venir, no necesito decirles que si no se esmeran, se juegan el puesto.
Terminando de decir esto,  comenzó a llover con tremenda furia, el pobre hombre quería arrancarse los pelos.

-¡Dios, esto no me puede pasar a mí, esto es mi ruina!. ¿Alguien sabe dónde hay un local desocupado y techado por favor? –imploró.
Una vocecita nerviosa salió de entre la marabunta.
- Yo tengo un sótano cerca de aquí y puedo alquilarlo, es algo cochambroso pero si lo barremos un poco servirá.

Y dicho y hecho, embalaron los utensilios y allá se fueron.

Al día siguiente todos los periódicos reseñaron que, si bien esa fiesta no había resultado la tan cacareada “Fiesta del Siglo”, por lo menos resultó la más original.
En las fotos se veían a las señoras con sus bellísimos trajes largos y los zapatos de tacón en las manos para no caerse por las empinadas escaleras y los caballeros, algo traspuestos con los efectos del alcohol, con cara de susto y tambaleándose.
Y como siempre, a unos cuantos los agarró la claridad del día y no había forma de echarlos. Pero, ya se sabe lo que  ocurre en cualquier fiesta, todas terminan como la  de Blas; con unas cuantas copas de más.

2 comentarios:

  1. ¡Qué fiesta tan accidentada y qué bien nos la contaste, Alicia! Ya el lector se veía en medio de la fiesta, empapado por la lluvia y…, sí, tal vez con una copa de más.

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  2. ¡Como siempre! Un 10. Felicidades.

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