miércoles, 19 de febrero de 2014

DESPEDIDA EN EL PUENTE De Maruca Zamora




Cuantas veces ha venido a mi mente aquella imagen, el puente, el río, los campos llenos de flores silvestres, los grandes árboles; me parecía precioso, esa fue la primera y  la última vez que había estado allí y de eso hacía ya muchos años, ese día me despedí de Lorenzo, mi novio. Era un chico del pueblo y nos prometimos amor eterno y volvernos a encontrar allí algún día, ya que él se iba a otro país. Pasaron los años, yo también me fui a la ciudad con mis padres. Nos escribíamos siempre, recordando la promesa, pero el tiempo va borrando todo y los años fueron pasando, yo me casé, tuve una hija, fui feliz a mi manera, pero siempre conservé aquel recuerdo de mi adolescencia muy guardado en mi corazón. Algunas veces pensaba ¿qué será de Lorenzo, estará vivo, se habrá casado, tendrá hijos?.

Un día, mi hija me propone irnos de vacaciones al pueblo que yo tanto nombraba y al que no había vuelto desde joven; me gustó la idea, y nos pusimos en marcha. Llegamos a él y todo había cambiado: más grande, más gente, pero a mí me seguía pareciendo precioso. Recordé aquel paisaje del puente, y cuando pude me dirigí hacia allí. Era el mismo. Los campos llenos de flores, los árboles, el puente que cruzaba el río, aunque ahora estaba casi seco. Me senté en el suelo a contemplarlo y recordar otros tiempos, cuando oí una voz inconfundible para mí, giré la cabeza y vi a Lorenzo, pero ya un hombre canoso, mayor, con aspecto cansado de la vida y el paso de los años. El corazón me dio un vuelco y corrí hacia él, nos fundimos en un abrazo y las lágrimas nos rodaban por el rostro, de emoción.   Nos habíamos prometido en nuestra juventud y, aunque había muchos años por medio, nos contamos nuestras vidas pasadas y quedamos en volver a encontrarnos allí en aquel paisaje que nunca habíamos olvidado.




2 comentarios:

  1. Romántica historia de un amor de juventud, reencontrado en el escenario de un paisaje inolvidable

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  2. Ay aquellos amores de juventud, perdidos en el tiempo y añorados toda la vida. Me has transportado a mi adolescencia con este relato Maruca. Me gustó muchísimo al oírlo y no me canso de leerlo. Te felicito.

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