jueves, 13 de febrero de 2014

DIVINOS De Roberto.es


Pertenezco a una estirpe de noble abolengo. Mi padre, diseñador afamado, es requerido en los mejores foros de la moda internacional: desfiles de renombre y prestigio mundial. Di mis primeros pasos encima de una pasarela; muy pronto, me acostumbré a la excitante luz de los focos y a sentir el caluroso aplauso del selecto público, invitado en estos exclusivos eventos. Soy adorado y mimado con intensa vehemencia por señoras de la jet set y seguido por los fashion victims.
Poseo líneas estilizadas, pero firmes. En mi caso, el tamaño sí importa, pues poseo los quince centímetros más deseados por las diosas del glamour. Soy arropado por medias de seda y encaje que adornan piernas infinitas, torneadas cual columnas corintias; estos monumentos me poseen, adoro su contacto y, dentro de ellos, en perfecta comunión, piel con piel, deslumbramos a todo el que nos admira y despertamos ocultos deseos con nuestros sensuales y sexis movimientos.
Mi apellido es Blahnik y mi nombre es Manolo como mi creador; y  si todavía no sabéis de qué os hablo, os diré que soy un zapato de tacón, pero no uno cualquiera; sólo estoy hecho para pies exquisitos; sibaritas que buscan la elegancia y singularidad de un calzado que imprima una huella de sensual pasión.
En fin, éste soy yo: un auténtico Manolo.




2 comentarios:

  1. ¡Qué bueno! Jugando a la ambigüedad, dejándole al lector pistas falsas, nos conduce tu relato hacia un final… divino, como su título.

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  2. ¡¡ Ese Manolo lo desean todas las mujeres!! enhorabuena y un abrazo Lilia.

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