miércoles, 19 de febrero de 2014

DESDE LA LIBERTAD De Roberto Es.




Éramos jóvenes, bebíamos la vida a grandes sorbos para calmar nuestra insaciable sed vital, siempre al límite, en la frontera de lo permitido, con la irreverente insolencia de la juventud.
Deseábamos ser libres y tomar nuestras propias decisiones sin que nadie tutelara nuestra existencia.
Pensábamos en el futuro como quien piensa en comprarse un coche nuevo: el más bonito, el que más corra; impacientes por llegar antes a una meta incierta, ajenos todavía a la implacable fugacidad de nuestra existencia.
Hoy, instalados en la madurez, oteamos cuán largo y tortuoso es el camino que decidimos recorrer: que unas veces es vereda y otras, avenida; andamos valles dichosos y tediosas montañas escalamos; cuestas empinadas en las que vamos dejando un poco de nosotros, de nuestro aliento, de nuestra piel enamorada. Dejamos atrás amigos, amores; antiguas pasiones que un día hicieron vibrar los cimientos del alma. Ausencias que flotan en el aire como fantasmas que recorren los pasillos de nuestra memoria. Recuerdos que nos trasportan con nostalgia a tiempos pretéritos en los que degustamos un trozo de felicidad; pequeños instantes de luz en nuestros corazones, en los que fuimos otro; y hoy, desde nuestro apoltronado presente, nos preguntamos qué hubiera pasado si…y sonreímos, y quizás durante unos segundos añoremos algo de lo que antaño fuimos.
Pero elegimos desde la libertad; decidiendo y, por tanto, renunciando quizás a otras vidas posibles; y amamos y soñamos, también desde la libertad, sintiendo latir el pulso en nuestras sienes para dejar la huella imborrable de nuestra impronta única e irrepetible.

“Alea iacta est”



2 comentarios:

  1. La suerte está echada, sí, y ganamos al tenerte en el taller, también. Este discurso apasionado y lúcido, escrito desde la libertad que otorga mirar al ayer con los ojos de hoy, para reconocernos, me parece tan hermoso en su rotundidad que me emociona. ¡Qué gustazo leerte! Ah! Me faltó decirte que Cogíto ergo sum,… y el que escribe lo que piensa, existe más

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  2. La manera en que describes, cómo cada uno de nosotros echamos nuestra suerte al tomar las decisiones en la vida es impresionante, por su profundidad a la vez que por su claridad. Como siempre tu relato me emocionó. Gracias por regalarnos cada jueves con narraciones con esta calidad. Un abrazo.

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