miércoles, 26 de septiembre de 2012

OLOR A AYER de Lilia Martín Abreu



Soplaba una brisa fría que calaba los huesos, mientras yo caminaba por las calles con paso firme.  Al pasar frente a un establecimiento comercial, me asaltó un súbito olor que me hizo parar en seco y retroceder dos pasos.  Esos dos pasos fueron cuatro décadas atrás en mi memoria.  De aquel comercio salía un olor que me sacudía los recuerdos; olía a mi niñez, fluía una estela a tiempo pasado.  El establecimiento era una venta de víveres.  La contemplé con nostalgia por lo que me transmitía.  El suelo era un tablado de madera.
- ¡Cuánto tiempo sin verlos! –pensé
Seguí explorando con la mirada, el mostrador también era de madera, pintada de marrón, sobre el cual descansaba un garrafón de vino, un recipiente redondo, con unas sardinas secas de barril, unos grandes frascos de boca ancha repletos de pastillas de colores y una cesta con rosquetes laguneros tapada con una red.  Cerré los ojos y mi mente voló, tomada de la mano de aquel maravilloso olor a recuerdos del ayer pero, solo fueron unos segundos, ya que el tenaz frío se encargó de traerme de regreso.
Yo hoy no estoy realmente segura de si lo que vi fue real o producto de mi imaginación, influenciada por ese olor pero, lo que si tengo claro es el olor que percibí y lo que transmitió.  Eso si que es algo incuestionable y que no puedo olvidar.




3 comentarios:

  1. Olores que nos llevan al ayer, como las magdalenas de Proust. Genial relato lleno de sensaciones.

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  2. Me encanto este relato, tanto que he sentido su olor y, acompañado de esas fotos con esas recordadas pastillas, mi mente también bolo al pasado, las felicito a las dos un beso Carmen.

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  3. Con este relato, me llegan un sin fin de recuerdos y sensaciones. enhorabuena lo he disfrutado, Rosa.

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