jueves, 20 de septiembre de 2012

DE GÉRMENES Y GUERRAS de Angélica Camerino




Señor jefe de tropas,
Le escribe el sargento del Batallón X para informarle de nuestros avances en el terreno de guerra.  Hasta los momentos, hemos atacado a muchos enemigos y hemos ganado territorio.  Todas las guaridas del bando contrario las tenemos controladas; algunas ya han sido atacadas y otras las tenemos en la mira, para asaltarlas en cualquier momento.  Nuestro avance es inminente.  Claro, no sin resistencia de los oponentes: nos han atacado con bombas de agua, jabón y alcohol.  Pero, nosotros hemos resistido con fuerza y determinación.  Ya podríamos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que hemos vencido.  Esta misma noche podemos dar por terminada la lucha.  Quedo a la espera de nuevas instrucciones.  Y así me despido, no sin antes, reiterarle nuestra victoria.  Esta rodilla ya está infectada.
P.D:  ¿Debemos pasar a la otra?
Atentamente,                                                 
Sargento de Batallón X (Gérmenes por la ocupación de la rodilla infectada).

Al leer esta carta, reí.  Recordé vivamente, el momento en que caí de la bici, a los nueve años.  El gran hueco en mi rodilla que no paraba de sangrar.  Mi madre, preocupada, tratando de limpiar la herida con alcohol, mientras me recordaba que debía ser cuidadosa, que las niñas no deben tener golpes en las piernas, que no es femenino.  Recordé la tarde en que, aterrada ante la amenaza de una posible infección –cosa a la que temía aun sin saber qué podía ser o implicar–, me senté en el salón de mi casa a escribir esta carta, quizá para exorcizar tanto miedo.
Esta tarde la he encontrado escondida entre unos cuadernos de la universidad.  No sé cómo habrá llegado allí, ni quien la habrá conservado tanto tiempo.  Ya no la recordaba.  Quizá fue mi madre quien la guardó y luego la colocó entre mis libros.  Lo que sí es cierto es que me alegra mucho haberla encontrado; por lo menos sé que esta tarde, nadie podrá borrarme esta sonrisa.

2 comentarios:

  1. Original relato que juega, hábilmente, al despiste. En ello estriba su atractivo. Incluso, la sola carta, es un relato en sí mismo.

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  2. Este relato lo escuche leído por ti, pero leyéndolo aquí pausadamente lo he disfrutado mucho más, es realmente bueno,
    un beso Angélica.

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