domingo, 26 de agosto de 2012

ASESINATO de Esther Morales





Al llegar a casa, me encontré a mi hermana saltando y dando palmas, mientras gritaba.
-¡Jodido, deja que te coja! ¡Jodido cabrón, como te coja, te mato! ¡Canalla!
Ante tanta vehemencia e insulto, yo me asusté. Después de estar un buen rato entre palmadas y saltos, mi hermana abrió las manos y fue entonces cuando vi a quien iban dirigidos aquellos insultos.  Allí estaba el cuerpo del delito, entre sus palmas ensangrentadas estaba él, su enemigo chupa sangre, el terrible canalla que había perturbado su siesta.  Verlo en aquel estado, aplastado entre sus manos fue el castigo que mi hermana recibió por haber asesinado a aquel pobre mosquito.


1 comentario:

  1. Simpática manera de resolver el crimen y castigo que se propuso como tarea en el taller. Ingenioso y divertido.

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