domingo, 26 de agosto de 2012

¡CÓMO AGUA DE MAYO! de Maruca Zamora



Por motivos de trabajo, Rosa tenía que hacer un viaje.  Ella era artesana y debía asistir a una feria internacional muy importante porque, de aquel viaje, dependía la importación y exportación de sus productos en los que una empresa había confiado.  De ahí que  le preocupara mucho que todo saliera bien.
Llegado el momento, empezó a dejar todo arreglado en su trabajo, dejando a cada cual las tareas que debían realizar en su ausencia.  En su casa las cosas eran distintas pues tenía marido, hijos y, ocasionalmente, suegra.  En aquellos días no estaba con ellos y Rosa pensó
-¡Ojalá estuviera aquí mi suegra!, todo sería más fácil, pero no es cosa de decirle que venga desde la península a hacerse cargo de mi casa.  Me parece abusivo por mi parte.
Con esos pensamientos, rondándole la cabeza, llegó a su casa. Le explicó a su marido que tenía que ausentarse por una semana y que no sabía qué hacer con los niños.
-Bueno, habrá que buscar a alguien –le respondió el marido– pero, eso sí, ocúpate tú de eso.
Rosa puso cara de pocos amigos al ver la poca colaboración de Paco.
Pasaron unos días y no había conseguido una solución que la convenciera.  La fecha de salida se acercaba y la desesperación iba creciendo cuando, sonó el timbre de la puerta.
Nunca se había alegrado tanto de ver en su casa a su suegra.
-¡Me caído como agua de mayo!
-Bueno, yo vine a pasar juntos el cumpleaños de mi hijo, no entiendo tu exclamación, de todas formas me alegra tu bienvenida –le respondió la suegra mientras la miraba extrañada.
Rosa entonces, empezó a pensar cómo iba a explicarle el motivo de su alegría al verla en la puerta de su casa.

1 comentario:

  1. Desmitificando las relaciones nuera-suegra, sí señor. Muy buena historia.

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