jueves, 8 de febrero de 2018

UN VERANO EN EL HORIZONTE Ana Benítez





En lo alto de las montañas vive Bruno; el tiempo era inhóspito y gélido hasta tal punto que las orejas se le caían para abrigar su rostro. Las pezuñas de sus patas estaban aclimatadas a caminar por las heladas laderas. Y también habituado a que su dueño le increpara por sus quejidos rebuznos; gritándole incesantemente: “maldito ignorante, no sé de qué protestas, si lo único que haces es comer y dormir”. Entonces, el burro cabizbajo, cabeceaba todo el tiempo como si le diera la razón. No quería poner en peligro su pequeña ración de alfalfa.
Ya faltaba poco para llegar a su destino; y era el único momento en que al asno se le iluminaban las facciones de alegría; y hasta las orejas volvían a su estado natural. La felicidad con que los niños del colegio le recibían; a los que le llevaba leche y pan todos los días; hacía olvidar las penurias de su viaje y de su existencia. Nervioso, intranquilo, divisó a Carlitos; el de quinto curso, que venía corriendo a narrarle el cuento como hacía cada día; en los escasos minutos que su dueño le daba de descanso antes de reemprender el camino de vuelta. No se cansaba de oír, en boca del niño, las aventuras de un burro que se llamaba Platero, que con su amo, recorría el mundo contemplando paisajes maravillosos donde el sol y el mar eran testigos de su complicidad y del amor que se profesaban. Saboreaba cada palabra, cada frase, cada metáfora… como en su imaginación saboreaba las naranjas, granadas o brevas que aparecían en el cuento. Era tan feliz que movía el rabo al ritmo de un musical de rock and roll.  Bruno soñaba cada día, cuando oía este relato, en un verano en el horizonte en busca de Platero.



2 comentarios:

  1. Encantador, dulcemente triste. La historia de un burro que puede extrapolarse perfectamente a la vida de cualquier esclavo de nuestro tiempo, que los hay. Me encanta que sea la literatura quien lo salve de ese mundo gris y tortuoso, la poesía como asidero…

    ResponderEliminar
  2. Precioso relato. Precioso niño que hacía soñar...Me gusta...¡¡

    ResponderEliminar

Nos gusta saber tu opinión, sea cual sea. Déjanos un comentario. Gracias