jueves, 3 de marzo de 2016

SINSABORES Alicia Carmen





Solía odiar el arroz con leche pero algo hizo que aquella tarde empezara a verlo de manera distinta.  Les cuento que estaba yo sentada en los escalones de la entrada de mi casa y debía tener una imagen deplorable pues, las lágrimas estaban a punto de aflorar, los calcetines uno arriba y otro abajo, sin ninguna gana de arreglarlos, el cintillo de mi cabello de medio lado…¡qué patético!.
A mis pocos años, me desesperaba que algunas compañeras fueran tan ostentosas.  Cada cumpleaños era un martirio.  Llevaban sus regalos al colegio, a lucirlos: a mí me regalaron los zarcillos, a mí la pulsera y a la más pija, el collar y…¡todos! con mi piedra favorita: Rosa de Francia.  ¡Dios Santo!, yo me moría por tener aunque fuese el anillo pero, caramba, ¿cuántos cumpleaños tendrían que pasar para que me tocara lucir en mi dedo lo que tanto anhelaba?  Y mira que en las conversaciones familiares, yo siempre introducía alguna puyita al respecto: ¿saben?, a Patricia para su cumpleaños… bla, bla, bla, a Anabel, no se imaginan qué le regaló la abuela, a Rosario, su tío le dio un estuche con adivinen qué…  Vaya usted a saber por qué estas indirectas no surtían efecto alguno.
Así es que, sumida en estos tenebrosos pensamientos me encontraba, cuando oí unos tímidos pasos, levanté la cabeza con desgana y allí estaba el vecinito de enfrente, el que siempre quería llevarme los libros cuando iba al colegio.  Tenía una enorme sonrisa en la boca y portaba en sus manos una bandeja.
-Hola, amiga, qué casualidad que hoy mi madre ha preparado un dulce y yo quiero que lo pruebes, como te he visto un poquito triste, esto te vendrá bien.  Y tampoco a mí me vendrá mal, tomando en cuenta que ayer me robaron mi bicicleta y todos me han echado la culpa por descuidado.

Y vaya usted a saber qué sucedió, posiblemente el aroma de la canela obró el milagro o tal vez dos tristezas compartidas se transformaron en dulzura, lo que recuerdo es que fui al buscar platos y cucharas y entre risas y confidencias nos comimos toda la fuente de arroz con leche.


4 comentarios:

  1. Enternecedor relato que nos acerca a esas etapas de la vida en que los grandes problemas de entonces se resolvían de forma tan dulce y simple. Me ha despertado ternura y sonrisas

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  2. Me gusta mucho este trabajo. Liliana.

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  3. Me gusta mucho este trabajo. Liliana.

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  4. Que trabajo tan hermoso y bien logrado. Todos hemos pasado por situaciones semejantes que quedan en el recuerdo como aprendizajes de vida para valorar lo que realmente nos nutre como personas. Gracias por este relato

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