jueves, 10 de diciembre de 2015

DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA Lali Marcelino.



JUEGO DE MANOS

            Esta es la historia de dos hermanos que cuando eran pequeños, con sus manos se acariciaban, se pasaban el pan de la mesa, se abrazaban, se saludaban, también de vez en cuando se daban algún cachete.
            A la vuelta de los años, ya con hijos y precisamente por ellos, esas mismas manos acariciadoras, se convirtieron en garras de destrucción y lo que fue un juego de manos, afectuoso, caluroso, de hermanos, se convirtió en JUEGO DE VILLANOS, olvidándose del amor que se tuvieron y de la importancia que tienen los lazos familiares.
            Sería maravilloso, que algún día no muy lejano, obraran con cordura y raciocinio y que ese juego inocente del amor filial perdurara generación tras generación procurando no caer en las redes del juego malicioso.



  JUEGO CONCILIADOR.                


            Cada sábado desde hace ya más de diez años, se reúnen para jugar a las cartas, es la excusa para verse, para hablar de política, para comentar las amarguras y alegrías, incluso apostando algún dinerillo.
            Procuran no faltar porque, aun siendo familia, es el único día de la semana que se miran  a los ojos con calma y se abrazan, se tocan, en resumen, el juego es quien los une; aunque parezca contradictorio, así es.
            Se espera al sábado para reunirse con entusiasmo y disfrutar de la timba, pero sobre todo de la buena compañía, aderezada con algunas exquisitas viandas.

1 comentario:

  1. El primer relato es un breve pero intenso esbozo de una historia de tintes tristes que conmueve a quien la lee. Mientras que el segundo parece ser la otra cara de la misma moneda. Una más benigna, más dulce y placentera. Juntas, cada una otorga más peso e intensidad a la otra

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